viernes, 20 de marzo de 2015

CORRUPCIÓN AL MENUDEO


Publicado en el Diario de Centro América el 20 de marzo de 2015


No nos engañemos. La corrupción se practica al menudeo, tanto como la doble moral.

No voy a referirme en esta columna a los incontables casos de corrupción a alto nivel, porque estos ya han sido calificados por algunos medios de comunicación y sectores de la opinión pública como culpables, sin haber sido citados, oídos y vencidos en juicio.

Todo mundo habla de corrupción en forma abierta, sin detenerse a ver la viga en el ojo propio, antes que la paja en el ajeno. De corrupción hablan los políticos, los religiosos, los líderes sociales, los académicos, los empresarios, los padres de familia y ahora, hasta los niños comienzan a pronunciar esta palabreja, por imitación de sus mayores. Tengo algunas preguntas inocentes a varios sectores. A los políticos: ¿es o no corrupción alterar los padrones de afiliados? ¿Es o no corrupción recibir donaciones de oscuras procedencias para financiar campañas millonarias? A los políticos en el Congreso: ¿Es o no corrupción recibir gratificaciones económicas y de otra índole a cambio de aprobar una ley?

A los religiosos: ¿es no corrupción despojar a pobres ciudadanos de sus bienes esenciales para ser “donados” a la Iglesia? ¿Es o no corrupción ostentar títulos de doctor sin antes haber estudiado una carrera y defendido una tesis doctoral? ¿Es o no corrupción adquirir bienes suntuosos comprados con los diezmos de los feligreses?

A los líderes sociales: ¿Es o no corrupción recibir donaciones del extranjero como pago por acciones políticas, protestas, declaraciones tendenciosas? A los académicos: ¿es o no corrupción plagiar trabajos ajenos y presentarlos como propios? ¿Es o no corrupción proyectar en los estudiantes nuestras propias debilidades; castigar la justa rebeldía estudiantil con una mala nota?

A los empresarios: ¿Es o no corrupción estar dispuesto a comprar voluntades de funcionarios del Estado mediante un porcentaje de contrato? ¿Es o no corrupción corromper a funcionarios públicos? ¿Es o no corrupción vender “libras” de 14 y hasta 12 onzas en vez de 16?

A los padres de familia: ¿Es o no corrupción exigir buena conducta en los niños y exhibir lo contrario en lo privado y público? ¿Es o no corrupción exigir a los hijos decir la verdad pero inducirlos a decir mentiras cuando se trata de responder a cobradores del cable, por ejemplo? ¿Es o no corrupción exigir lealtad a los hijos cuando se tiene una o más amantes fuera de la casa?

A los medios de comunicación: ¿Es o no corrupción ajustar la agenda informativa a los intereses de grupo? ¿Es o no corrupción inventar mentiras en contra de terceros por un afán pernicioso de hacer daño? ¿Es o no corrupción a veces recibir prebendas por impulsar campañas de desprestigio o “generar anticuerpos” a ciudadanos que disienten en posiciones ideológicas o políticas? No nos engañemos. La corrupción se practica al menudeo, tanto como la doble moral que asumimos para ocultar nuestras verdaderas prácticas sociales. Por supuesto, hay grandes y pequeños corruptos y corruptores. Lo primero no existe sin lo segundo.

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