viernes, 4 de julio de 2014

El efecto espejo en campañas políticas

Publicado en el Diario de Centro América el 27 de junio de 2014

El autoengaño o el efecto espejo es un raro síndrome de los participantes en campañas políticas.

Al estilo del clásico cuento infantil “Blanca Nieves y los siete enanitos”, los políticos que participan en campañas electorales se preguntan: “Encuestita, encuestita, ¿quién ganará las elecciones?” Los participantes en procesos electorales se contaminan por el raro síndrome de lo que llamaremos “efecto espejo” o “las tentaciones del autoengaño”.

Este síndrome estaría conformado por varios factores que atentan contra la salud mental y el principio de objetividad de los políticos. Por un lado, un deseo irrefrenable de ganar una elección, lo que equivale a ponerse una meta sin considerar los elementos que provocan un triunfo electoral. Entre estos elementos podemos citar: un fuerte respaldo económico que no escatime esfuerzos en la inversión publicitaria y propagandística; un perfil “ganador” del participante que es una mezcla entre carisma personal y un equipo de trabajo que hace la tarea por él. Otro elemento para ganar una campaña es una estrategia política y de comunicación; aunado a esto, un programa de trabajo donde se establezcan las acciones de gobierno a futuro, en forma clara, concisa y factible. Otros elementos de campaña cuya importancia es vital los constituyen una buena mezcla de medios y un equipo de campaña de probada experiencia política y estratégica.

Otro factor que alimenta el síndrome del espejo es la red de aduladores y casi siempre mentirosos personajes que rodea al candidato. Nadie ignora que en el mundo político existe esta red de expertos en la fascinación, es decir, aquellos oscuros personajes que sin ton ni son alimentan el ego a los políticos que participan en procesos electorales. Rodeado de un anillo de magos de la mentira el pobre fulano se encuentra de pronto en un mundo de fantasía donde sus deseos son principio de ley; lo hacen perder piso.

Un tercer factor que conforma el complicado síndrome es el de las encuestas. Y sobre todo aquellos sondeos de opinión patrocinados por los propios candidatos y carentes de base científica. Con la esperanza de provocar reacciones positivas en la ciudadanía, algunos candidatos realizan sus propias encuestas sin ninguna base científica, con preguntas sesgadas, con muestras sesgadas y con interpretación sesgada. Eso sí, con suficiente dinero para publicar sus resultados.

Un cuarto factor es el esquema de pensamiento de los candidatos y su círculo de aduladores. Generalmente poseen un tipo de pensamiento mágico simbólico que los encamina a creer en la divinidad y la buena suerte. Es muy común que este tipo de candidatos consulte adivinos, brujos, imágenes de santos y demás recursos en procura de un talismán que convierta toda posible derrota en una arrolladora victoria. Es verdad que lo último se pierde es la esperanza.

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