viernes, 15 de diciembre de 2017

El pretexto poético

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Lo que leemos o disfrutamos en un poema es la vinculación entre el yo interno y el externo del poeta.

La poesía es el alma de los dioses. A través de ella se expresa lo más sublime que el ser humano tiene atesorado en su interior. Si se quiere un mundo perfecto, debe cultivarse la poesía en todos los rincones del planeta.
En un poema se concentra lo esencial del ser humano, sus motivaciones, frustraciones, miedos y esperanzas; una amalgama de sentidos que no asoman al mundo exterior de manera cotidiana. Un poema es la voz interior de su autor. Habla por él, y a veces salta la barrera de la voluntad y se expresa como un potro salvaje. 
Es importante hablar del pretexto poético, entendido este como las motivaciones que tiene un autor cuando produce un poema. Detrás de este hay siempre una gran experiencia, una forma muy particular de ver la vida, una manera de gozar lo estético, un universo de imágenes mentales que pugnan por exteriorizarse. 
Un poema es la síntesis de lo que hemos vivido; nada puede expresarse que antes no haya sido interiorizado por la persona. En el mundo poético no hay nada dejado al azar, no hay nada sin sustento. Todo tiene un referente interior de donde extraemos las imágenes más sencillas, tanto como aquellas cuya complicación requiere de mucho conocimiento estético para poder descifrarlas.
Lo que leemos en un poema es la vinculación entre el yo interno y el externo del poeta. A veces ese yo interno puede estar oculto o soslayado en el texto. Existen diversas maneras de expresarse poéticamente. Podemos hacerlo lisa y llanamente, en cuyo caso, el poeta está al descubierto, sin ninguna atadura más que el natural dinamismo de su palabra. No hay figuras retóricas, no hay ambigüedad ni autorreflexión, dos componentes del discurso estético. Por lo tanto, no hay metamensajes; lo que se dice es lo que se quiso decir. La palabra brota como un manantial sin tratamiento alguno. Puede ser rústica o fina, elegante o rutinaria, pero no deja nada a la imaginación. 
Hay poemas de inusitada belleza, que no requieren un trato retórico especial. Son piezas cuyo secreto estriba en hacer uso correcto y adecuado de las palabras, como este fragmento del poema Disposiciones de Pablo Neruda: Compañeros, enterradme en Isla Negra/frente al mar que conozco, a cada área rugosa/de piedras y de olas que mis ojos perdidos/no volverán a ver. 
Existen poemas cuyo propósito es jugar con las palabras, crear estados estéticos, no se persiguen efectos de sentido, solo se juega con ellas como una ronda de sucesivos significados. Al final de cuentas, cada lector recreará el sentido de dichas piezas literarias. Estos poemas son totalmente abiertos. A veces ni siquiera el autor podría dar una explicación “racional y sensata” de su contenido.
Como efecto de sentido, o efecto de forma, todo texto poético se inicia con un universo simbólico muy propio del autor. Este universo simbólico puede estar impregnado por un profundo conocimiento de la estética, por teoría sobre la belleza, o simplemente ser la expresión de un estado de ánimo. ¿Qué tipo de poesía lee usted?

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