miércoles, 18 de noviembre de 2009

ESTRATEGIAS DE COMUNICACION PARA FORTALECER EL SISTEMA DEMOCRÁTICO

INTRODUCCIÓN

Uno de los elementos que caracterizaron los años de la guerra fría entre los polos Este-Oeste fue la guerra psicológica; y como componente indispensable de la guerra psicológica, la comunicación en sus diversas formas y medios.

Guatemala no estuvo ajena a este panorama. Por encontrarse geográficamente en un lugar estratégico del continente ha sido considerada como uno de los países que conforman el patio trasero de los Estados Unidos. En este sentido, durante los años de la guerra fría sufrió la ingrata experiencia de ser punto neurálgico donde se libró una de las guerras más prolongadas en la historia contemporánea de la humanidad.

Fue en el marco de estos años de guerra -especialmente la psicológica- donde se experimentaron diversas estrategias de comunicación que estaban encaminadas a debilitar la imagen del adversario por un lado, y a fortalecer la propia, por el otro.

El maniqueísmo informativo tuvo un inmenso caldo de cultivo en estas décadas: o se era negro o blanco. No había términos intermedios. La guerra no admitía batallas a medias; o se ganaban o se perdían. Los lugares neutrales para la discusión y el análisis simplemente no tenían lugar.

Fue durante estos años donde más florecieron los experimentos -insurgentes y contrainsurgentes- en el campo de la comunicación. Desde las estrategias más rudimentarias y obvias hasta las más subliminales, culminando con el famoso "lavado de cerebro", muy en boga en los años de la represión. En este último campo, Guatemala tuvo una muy bien ganada fama, siendo catalogada como uno de los países donde más y mejor se utilizaron los métodos de dislocación de la conciencia para obtener información. Especialistas de Guatemala -obviamente de las esferas militares o paramilitares- sirvieron de asesores en materia de campañas de desinformación a lo largo y ancho de nuestro continente.

La manipulación, como mecanismo efectivo para tergiversar los hechos, distorsionar los acontecimientos y orientar la opinión pública hacia uno u otro bando fue uno de los principales soportes de las estrategias comunicacionales de esos años. A tal grado se manipulaba, que los manipuladores justificaban su accionar con el lema "el fin justifica los medios". "La mentira dicha cien veces termina siendo verdad", era otro de los lemas preferidos. Goebels, el asesor de propaganda de Hitler encajó perfectamente en la mente y acción de los planificadores guatemaltecos, con sus famosas recetas de cocina, al estilo de las revistas comerciales. ¡Haga esto, evite aquello!, y así por el estilo.


Por supuesto que también hubo severos críticos de estas estrategias comunicacionales. En esos años de represión se analizó con mucha profundidad el impacto de estas fórmulas. No sabemos si acaso esas voces fueron el preludio de la visión que hoy día se tiene en cuanto a las estrategias de comunicación que deben utilizarse para hacer más viable el proyecto democrático que demanda nuestro país.

A manera de ejemplo citaremos algunas estrategias de comunicación que fueron las preferidas por los asesores, planificadores, periodistas, publicistas y en fin, todos los hombres y mujeres que tuvieron bajo su responsabilidad la tarea divulgativa y propagandística de grupos de gobierno y contra gobierno en esas décadas.

La teoría del desarme

Esta fue una estrategia muy generalizada, en cuatro modalidades básicas, para ponerlo en palabras de Sandra Hybels y Richard Weaver: a) comunicación defensiva, b) comunicación agresiva, c) comunicación manipulante y d) comunicación evasiva.

Cada una de estas modalidades fue utilizada por tirios y troyanos. Podemos decir que si en algo han estado de acuerdo las diferentes posiciones ideológico-políticas de todo el mundo es precisamente en las estrategias de comunicación, las cuales han pasado a ser de dominio general.

El lavado de cerebro

Mediante un complicado proceso de dislocación de la conciencia, los especialistas en lavado de cerebro conseguían extraer información "secreta" de sus víctimas o bien, insertar mensajes en lo profundo de su psiquis, con el propósito de lograr un cambio de conducta en éstas.

Siempre fue ética y legalmente prohibido el lavado de cerebro. No obstante, en la época de mayor represión fue una herramienta bastante común sobre todo en las altas esferas políticas y militares.


La desinformación

El ocultamiento de hechos, de sus causas y consecuencias, así como la tergiversación o la información a medias conforman tres de las principales características de la desinformación. En esencia, la información constituye la columna vertebral de toda sociedad democrática; el libre acceso a ella es un derecho humano inalienable.

La desinformación, por su parte, es su antítesis, su oponente. La cultura de la violencia entregó lo mejor de su imaginación y creó técnicas altamente especializadas para concretarla. La semantización de los mensajes, el uso de estereotipos, arquetipos, prejuicios -raciales, sexuales, ideológicos-, la magnificación o minimización de los hechos, entre otros, formaban parte del programa de desinformación que permanecía en el lado oculto del poder.


La teoría del rumor

No menos importante que las anteriores, la teoría del rumor se utilizó con mucha frecuencia y eficacia durante el proceso de guerra que vivió Guatemala. Las famosas "cortinas de humo" lanzadas para desviar la atención de los problemas estructurales que ha vivido el país, es una muestra interesante de la teoría del rumor.

En esencia, el rumor es una información con un interés muy particular. A pesar de poseer elementos reales -a veces-, estos son presentados en forma parcial, interesada, a veces desproporcionada con la realidad.

El rumor se difunde cuando beneficia o perjudica a quienes lo transmiten. En los años violentos, el rumor generalmente surgía de las esferas de gobierno -incluidas las instituciones militares y paramilitares que sostenían a éste-, o bien de los grupos marginados. De esta manera, un rumor puede transmitir temor, miedo, desesperación, odio; pero también sentimientos contrarios como amor, esperanza, tranquilidad.

Como mecanismo de presión dirigido a influir en la esfera emocional, el rumor fue densa llama en el pasto seco de la desesperación ciudadana.

Las voces del silencio

El "corre, ve y dile" fue una de las estrategias que utilizaron los sectores más golpeados de la sociedad; me refiero al uso de la oralidad, el mensaje de las esquinas, la voz callada, a medio tono, depositando en los oídos bien abiertos de los sectores marginados un nuevo mensaje, un mensaje alternativo para minimizar o bien para informar con mayor detalle sobre un suceso. Esta fue una costumbre casi generalizada en los grupos sociales golpeados por la represión.


De la obviedad al ocultamiento discursivo

Casi en la frontera de una contracultura discursiva, el movimiento insurgente de Guatemala y sectores populares víctimas del enfrentamiento armado, tuvieron la necesidad de inventar o reinventar formas de comunicación alternativa capaces de no ser detectadas "por el enemigo".

De esta suerte, era común que entre "compas" se tuvieran correos muy peculiares tales como los mensajes ocultos en periódicos, en tubos de dentífrico, en el tacón de los zapatos, en llamadas telefónicas previamente codificadas. Abundaron también los nombres ficticios o "alias" y por supuesto, no faltó más de algún compañero o compañera que se hiciera llamar "comandante", dando rienda suelta al fortalecimiento de su autoestima. Cosas de la guerra.

La "legalidad" y la "vida clandestina" fueron las dos caras de una misma realidad: el deseo de supervivencia. Los efectos de esta comunicación subterránea aún no han sido investigados con seriedad y rigor científico. Es el reto para las actuales generaciones.


El grito, las pintas, las marchas, el puño cerrado, la voz que se quedó callada en las grietas del cansancio

Fueron la voz de la esperanza. Las que denunciaban y anunciaban una nueva sociedad. Fueron cortadas, mancilladas, perseguidas, aniquiladas. Hoy, un fresco viento nos trae lo incendiario de su discurso, lo promisorio de sus ideas, la voz abierta de su corazón. De pronto el cansancio ha tragado sus ideales y ha traído como resultado la desmovilización -aparente-, la desilusión -aparente-, la apatía -aparente-.

En el inventario de las voces contestatarias guatemaltecas deberán quedar consignadas estas formas de comunicación, signos de la época de la angustia y el dolor, pero también, signos de un pueblo que se resistió a doblegar su dignidad y sacó fuerzas de flaqueza para enfrentarse a sus depredadores.



LA BÚSQUEDA DE ESTRATEGIAS ACORDES A LA CULTURA DE LA PAZ


A trece años de la firma de la paz en Guatemala, nos debemos formular las siguientes preguntas: ¿Es posible dibujar el rostro sonriente de las niñas y los niños, aves blancas, frondosas ceibas, granos de maíz con la misma clase de pintura que se utilizó para escribir las pintas, reclamando "justicia, muerte y castigo para los asesinos del pueblo"?

¿Será posible deponer la voz angustiada y rencorosa del pasado y articular un discurso que nos fortalezca como nación? La respuesta debemos encontrarla en lo más profundo de nuestra convicción de mujeres y hombres pacíficos, fraternos y solidarios.

A manera de ejemplo se proponen algunas estrategias que podrían ayudarnos a consolidar una sociedad democrática y participativa, sin que estas constituyan recetas de cocina:

De la terapia del choque a la terapia del reencuentro


La terapia de choque ha sido una estrategia utilizada con bastante éxito en las sociedades violentas. Su uso ha invadido, incluso, las esferas académicas y científicas. En psiquiatría, por ejemplo, se utiliza con bastante frecuencia. No deja de ser una forma de exacerbar el sado-masoquismo, muy propio de los pueblos que han vivido en regímenes represivos. En este sentido, la ciencia como una alta manifestación de lo ideológico, es recipiendaria del acontecer cotidiano.

Una vez hecha esta reflexión es propicio recordar que -salvo casos excepcionales- en el marco de la firma de la paz, deben sustituirse estas formas de comunicación, dando paso a otras más civilizadas y solidarias. Es preciso pues, aplicar la terapia del "reencuentro", anteponer nuestras defensas y abrir las posibilidades a un flujo de comunicación menos confrontativo, más cordial, desprejuiciado, sin estereotipos ideológico-políticos. En otras palabras, más solidario y consecuente con nosotros mismos y con los demás. Comunicarse con los demás, no significa necesariamente, ganar la partida a los demás, sino convivir con los demás, cohabitar, cooperar.

Ahora bien, no obstante que lo anterior suena muy bonito, hasta romántico quizá, no debe pasar desapercibido por nosotros que el ser "tolerante, consecuente, desprejuiciado" no significa "colgar la palabra" y que en ausencia del gato los ratones hagan fiesta. Si bien es cierto la vida civilizada demanda formas de comunicación menos confrontativas, no puede aceptarse que en nombre de estas nuevas estrategias de comunicación se incite a los grandes grupos desposeídos de este país a la desmovilización.

Considero que las nuevas estrategias de comunicación deben estar vinculadas estrechamente a la solución de los problemas estructurales del país. En todo caso la comunicación es un fenómeno social, reflejo de cómo están articuladas las relaciones sociales de producción, la cultura, la ciencia, y en general, la vida ciudadana.

Ciertamente, decirle a la gente que calle en nombre del "santo reencuentro" resulta ser una acción anti ética, poco profesional, si de antemano sabemos que los problemas que dieron origen a la guerra no han sido resueltos. Esto no lo podríamos proponer jamás sin correr el riesgo de enajenar nuestra propia conciencia.


De la estrategia emocional a la estrategia racional


Sin embargo, y por si acaso -repito-, las fuerzas sociales que más daño han hecho a la comunidad desprotegida de Guatemala comienzan a visualizar el peligro latente en su política de mayor exclusión de la masa trabajadora en las grandes decisiones económicas, políticas y jurídicas, y por el contrario, deciden apostar a la idea de crear un verdadero estado democrático, sólo entonces podrán proponerse estrategias de comunicación distintas a las utilizadas por la masa trabajadora y sectores consecuentes del país.

Una de estas estrategias puede ser el desplazamiento de los mensajes emocionales por los mensajes racionales. Dejar de apelar a las emociones como mecanismo de persuasión y acudir a la capacidad racional de los individuos para resolver conflictos, constituye un reto en un estado democrático.


Del arrebato al debate


Pese a todas las condiciones adversas a las grandes mayorías marginadas, a la falta de un proyecto de cultura política que propenda a resolver por medios civilizados las grandes diferencias sociales, es posible impulsar, desde la óptica de la dirigencia estudiantil, popular y obrera una estrategia de comunicación que sustituya al "grito sin orquesta y dirección" y haga del "debate" su mejor mecanismo de discusión y solución de conflictos.

El "debate" como estrategia comunicacional es posible partiendo de la premisa -puede ser falsa- de que Guatemala está cambiando y su estructura social en general está orientándose hacia la construcción de la democracia. Pienso que vale la pena intentar esta estrategia en todos los ámbitos: el hogar, el trabajo, las relaciones políticas, las relaciones deportivas, etc.


El diálogo, lo más primitivo, lo más contemporáneo

Que aún somos especie de "tribu asfaltada" en materia de mecanismos civilizados de comunicación es un hecho. Las razones todos las conocemos. Una sociedad excluyente, con un andamiaje jurídico-político que refuerza los intereses de una minoría en detrimento de una mayoría, el autoritarismo, la inexistencia de políticas culturales destinadas a fortalecer la vida civil, son entre otros factores, los que más han contribuido a formar guatemaltecos/as con pocos recursos para dialogar.

Y es que dialogar significa volver a las formas más primitivas de convivencia humana pero también rescatar el futuro de la humanidad y alejarlo de las armas y la violencia que estas generan.

Pero sucede que, el diálogo, como forma primigenia de interacción humana es hoy un producto de escasa circulación. Hablar, hablar, hablar y por último hablar, pareciera ser una fórmula adecuada para sensibilizar a los sectores más conservadores de la sociedad que aún creen en la mediación de las armas como mecanismo de cohesión social.

Sin embargo, no debe ser un "diálogo de sordos". El diálogo basa su acción en la participación igualitaria de los actores que intervienen en el proceso de comunicación. De ahí que hemos repetido hasta la saciedad, la urgencia de "horizontalizar" la comunicación en contraposición con los modelos verticales y autoritarios que hasta ahora se han utilizado.

Sea cualquiera estrategia de comunicación que se utilice en la construcción de un estado democrático, los líderes tienen la responsabilidad de "desmilitarizar" el discurso. Desmilitarizarlo significa pensar el discurso en términos de la civilidad, eliminando de éste los componentes bélicos, autoritarios, hegemónicos.

Considero que este es el reto que debe enfrentarse. Un líder que continúa pensando en términos de una sociedad en guerra -no obstante que se han depuesto las armas- no tiene la posibilidad de generar el diálogo y más bien, alimentará la confrontación. Naturalmente esto no quiere decir que deban callar. Esto jamás se propondría. Lo que se propone es que se utilice el lenguaje para generar diálogo, debate, razonamientos lógicos en vez de dañar nuestro hígado y deteriorar la posibilidad de que los adversarios "tomen conciencia" de la realidad del otro.

Los actores emergentes deben tomar la palabra

Se reconoce ampliamente el papel de los líderes en la conducción de movimientos sociales. Sin embargo, se requiere también activar la voz de los actores emergentes, sobre todo, aquellos que han permanecido al margen de la conducción en los procesos sociales. El movimiento maya, garífuna, xinca, el movimiento reivindicativo de género, los movimientos contraculturales, etc.

En este sentido, los líderes deben hacer un esfuerzo por vitalizar estas expresiones, interpretarlas, darles forma pero respetando el contenido de sus mensajes. Debe recordarse que un líder popular es la voz de los sin voz y en este sentido está llamado a construir la voz colectiva.

Los acuerdos de paz son la línea directriz que traza la conformación de un estado democrático

A trece años de la firma de la paz en Guatemala, debemos conocer y manejar los acuerdos que le dieron vida. Ellos son la línea vital que nos conduce a la construcción de un estado democrático. En ellos se encuentran plasmados contenidos de orden democrático para lograr la paz. El respeto al consenso pero también la responsabilidad de respetar y proteger el disenso, la tolerancia participativa, la armonización de las fuerzas sociales, la negociación como mecanismo de solución de conflictos, y por sobre todo, el principio de solidaridad son unas de las líneas generales que un líder debiera tomar en consideración antes en el momento de actuar y activar su voz.

Por supuesto no se trata de poner la otra mejilla, porque a este paso nos quedaríamos sin mejillas, pero también es cierto que "antes de lanzar los primeros plomazos agotemos las últimas palabras".



CONCLUSIONES


Para que existan flujos de comunicación democrática, antes debe pensarse en la construcción y fortalecimiento de un sistema demcrático pleno. Sin embargo, el sistema democrático exige la resolución de los problemas estructurales que por muchas décadas han agobiado al país. No se trata de lograr sólo la democracia política sino la democracia plena, como una matriz que atraviese todo el sistema social.

Cómo se ejerza la comunicación en una sociedad refleja cómo están las condiciones sociales en su conjunto. La comunicación no es causa sino efecto del deterioro generalizado en las relaciones sociales y su marcado autoritarismo, verticalismo y violencia como fórmulas para la solución de problemas.

Es posible democratizar las comunicaciones, crear estrategias para la consolidación de una sociedad democrática. Sin embargo, antes deben resolverse los problemas de desigualdad social, insalubridad, déficit educacional, mala distribución de la riqueza y de la tierra, la exclusión política, el antagonismo y tantas otras lacras de las cuales debe resarcirse la sociedad contemporánea.

La democracia no es el ideal del mañana. La democracia es la exigencia actual como condición indispensable para conformar una sociedad pacífica, sin discriminación alguna. En este sentido, la comunicación sólo es el soporte para hacer viable un nuevo proyecto de nación.

En este marco de participación democrática, los líderes estudiantiles, populares, políticos y de cualquier otra índole están llamados a ACTIVAR su voz para conducir los procesos sociales que exijan justicia, participación directa en todas las esferas de decisión estatal y el pleno respeto a los derechos humanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Poema: LAS RANAS Y LOS GRILLOS

El periodista Carlos Enrique Morales Monzón produjo esta versión de mi poema Las ranas y los grillos. Se los dejo