Publicado en el Diario de Centro América el 22 de abril de 2016
Old Spice, le respondí
con una inusitada seguridad, no obstante carecer de la suficiente experiencia
en este terreno pantanoso del amor.
Corría el año 1968 y en aquel ambiente estudiantil de nuestro
recordado INVO de Chiquimula se habían formado grupos de compañeros cuya
afinidad los hacía cultivar lazos de amistad más allá del interés en los estudios.
Iniciábamos nuestros estudios de secundaria en aquel histórico establecimiento.
Durante los recreos solíamos abordar diferentes temas de
interés para los jóvenes de nuestra edad. Por supuesto, uno de estos se
relacionaba con el arte de cortejar a las muchachas. Algunos daban consejos un
poco estrafalarios sobre el particular. Yo, callado como he sido siempre,
escuchaba los disparates que provenían de aquellas bocas imberbes cuyo
despertar a este tipo de experiencias de mundo asomaba en los amaneceres de la
vida.
En una de esas reuniones, una voz se alzó entre el murmullo y
dirigiéndose a mí, me preguntó: Interiano, ¿usted qué recomienda para que las
patojas nos hagan caso? Old Spice, le respondí con una inusitada seguridad, no
obstante carecer de la suficiente experiencia en este terreno pantanoso del
amor. Todos rieron de buena gana la ocurrencia. A los pocos días, en otra
reunión durante el recreo, uno de los compañeros hizo la siguiente declaración:
fíjense muchá que el consejo de Interiano fue efectivo. Compré la loción y
aquella patoja que vive frente a mi casa me hizo caso. Somos novios.
Pasaron pocas semanas para que el rumor se difundiera a otros
grupos de compañeros que, movidos por la curiosidad, habían adquirido la famosa
loción, con similares resultados. Uno de ellos, sin embargo, me dijo con tono
un poco triste: yo la compré pero no he logrado conseguir nada. Lo miré
detenidamente y después de unos segundos le respondí: es que tiene tierra en el
pescuezo y algunas ronchas. Debe bañarse con jabón de coche. Huelga decir que
después de algunos días el mismo compañero se me acercó y con un aire de
satisfacción me dijo: hice lo que me dijo y mire, desaparecieron las ronchas y
ahora hasta tengo traida.
No está demás indicar que durante aquellos años maravillosos
me había convertido en algo así como el consejero oficial del grupo. En una
ocasión un compañero me preguntó qué era bueno para prolongar el acto sexual, a
lo que le respondí: use mentol chino. Tiempo después se me acercó y me dijo: no
me funcionó el Vick Vaporub que me recomendó, solo me dio ardor. Yo le dije que
usara mentol chino, le respondí, el “vix” arde. Ambos reímos por la confusión.
Hace poco me encontré a uno de aquellos compañeros de
juventud. ¿Se recuerda de mí Interiano? Soy fulano de tal y le presento a mi
esposa, ella se sometió al Old Spice. La sorprendida señora le dio al marido un
pellizco en el brazo que lo hizo arrugar el rostro. Este olía tan rico que me
enamoré de él inmediatamente, fue su respuesta. Le prometí a mi amigo escribir
acerca de este pasaje de nuestra vida y así cumplo mi promesa.
Extraordinario compañero... esta es una columna maravillosa.
ResponderEliminarVoy a ir a comprar old spice a ver si encuentro... si no aunque sea vick sin vaporud
saluditos.