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Que gigantes
del gran capital se aprovechen de estas necesidades para saciar sus apetitos
voraces de poder es un acto criminal.
En internet circula el rumor sobre el financiamiento que el multimillonario húngaro-estadounidense George Soros está aportando a los movimientos migratorios de la región centroamericana. Recientemente se informó sobre posibles movimientos que estarían gestándose en El Salvador.
La información fue ventilada en internet por el sitio forosperu.net, bajo el título “Multimillonario izquierdista George Soros financia caravanas de migrantes". Por cierto, al tratar de ingresar de nuevo a ese sitio no se pudo, pues este había sido bloqueado. La organización Open Society Foundations (OSF, por sus siglas en inglés) ha financiado varios proyectos en el mundo. Centroamérica no ha sido la excepción. En Guatemala, por ejemplo, esta organización ha costeado a organizaciones no gubernamentales (ONG), entre las que destacan instituciones pro derechos humanos y justicia, medios de comunicación, universidades y personalidades de la vida política nacional.
Una de las líneas que, al parecer, más le gusta financiar a Soros es la de medios de comunicación, entre ellos: Plaza Pública, Nómada y elPeriódico. Líderes sociales, como Claudia Paz y Paz, y la propia CICIG han defendido los intereses estratégicos de este magnate en el país. Según el diario digital La República, la inversión del multimillonario en Centroamérica es de alrededor de US $2,567,296; dicha cantidad solo abarcaría los años 2016-2017.
A primera vista, al parecer dicha ayuda económica viene revestida de un interés humanitario, debido a ser el mismo Soros un sobreviviente del holocausto producido por la Alemania Nazi contra el pueblo judío. Sin embargo, todo acto de mecenazgo proveniente de los multimillonarios debe verse más bien como una estrategia de estos para mover su dinero y sacarle la más alta rentabilidad. No hay almuerzo gratis, dice el refrán.
El sitio forosperu.net denunciaba que el financiamiento del multimillonario a las migraciones multitudinarias provenientes de Honduras se debía a una lucha política que mantiene con el presidente norteamericano Donald Trump. Por ello, se da la actitud amenazante del mandatario contra Honduras, Guatemala y México. Si esto fuera cierto, debe entenderse como un acto criminal de ambos actores. Tan criminal como la lógica militar que prevaleció durante los años de la Guerra Fría, librada por los Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, respecto de ejecutar sus batallas en los países del tercer mundo, armando a ejércitos insurgentes y contrainsurgentes para librar guerras que no eran nuestras. En un acto criminal, estos bloques económico-políticos ponían las armas; los países tercermundistas ponían los muertos.
La migración de miles de hondureños puede ser que tenga un origen en el desempleo, la violencia y la inestabilidad social. Eso nadie lo discute. Pero que gigantes del gran capital se aprovechen de estas necesidades para saciar sus apetitos voraces de poder, es un acto criminal, y debe rechazarse ipso facto.