Publicado en el Diario de Centro América el 23 de enero de 2014
La democracia es un enorme circo donde cada payaso hace su numerito.
El surgimiento y consolidación de los medios masivos de comunicación vino a agregar un plato más en la mesa del poder. Antes del surgimiento de estos, el poder se lo compartían las prácticas políticas y la religión. La educación se sumaría después en la Edad Media. Por supuesto, la dinámica económica también ha sido un factor importante en muchas decisiones políticas en todas las épocas.
De los medios masivos, fue la prensa la primera en surgir y consolidarse. Le seguiría la radio, la televisión y más recientemente, el Internet como una expresión multimedia muy versátil. Gracias a este invento, hoy día constituyen la moda las llamadas redes sociales, poderosísimas herramientas de comunicación ciudadana.
Cada medio nació como resultado de las condiciones objetivas en el desarrollo de la economía, la tecnología y la educación en todas las latitudes, y fueron, en suma, el resultado de estas condiciones. No vaya a creerse que los medios surgen como adalides de la libertad de información o expresión pública. Estos aderezos les fueron siendo agregados a medida que en el mundo se desarrollaba el concepto de democracia; y como aquellos listos que toman silla en la fiesta, los medios fueron apuntalando conceptos que a la larga les servirían como banderas para realizar su ejercicio económico (transformar la información en mercancía y venderla) sin ninguna cortapisa. Aquel que ose “conculcar” este derecho de comercializar la información corre el riesgo de ser señalado traidor a la democracia.
Con razón se dice que la democracia es un enorme circo donde cada payaso hace su numerito. Esta práctica, antecedida por la prensa escrita, es continuada por la radio y la televisión. Es justo reconocer que el uso de estos dos últimos tiene una motivación en varias latitudes. En Norteamérica se utilizarían con fines comerciales.
En la Unión Soviética serían herramienta de propaganda política e ideológica. En algunos países de Europa, herramientas culturales y educativas. La práctica constante y el cada vez mayor poder de los medios ha provocado que en el ámbito internacional y nacional se produzcan leyes, tratados y demás argucias legales que garanticen el lucro de la información bajo el falaz argumento de libertad de prensa que más bien se constituye en libertad de empresa.
No por gusto se discute hoy la necesidad de normar las redes sociales y recursos de Internet, puesto que lo conciben como un caballo desbocado que necesita ser domesticado y pueda ser dócilmente conducido por el gran capital que ha puesto sus ojos en una herramienta de comunicación que desafía los pasajes oscuros del poder, y con ello, los medios masivos de comunicación.