Publicado en el Diario de Centro América el 24 de julio de 2015
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El mundo se convirtió en un caleidoscopio donde cada ciudadano puede ser
emisor y receptor al mismo tiempo.
Desde sus orígenes el ser
humano ha inventado maneras de comunicarse con sus congéneres. A la capacidad
fisiológica de emitir sonidos guturales, le dio sentido a esos sonidos, los
cuales en códigos más elaborados e intencionalmente estructurados conformaron todos
los idiomas del mundo. He aquí la relación indisoluble entre pensamiento y
lenguaje, una de las características que poseemos los seres humanos y que ha
hecho posible la construcción de cultura en sus diferentes manifestaciones.
Pero no conforme con su
capacidad para comunicarse por medio del lenguaje fonético, es decir, con
palabras cuyo sentido les ha ido atribuyendo a lo largo de miles de años, los
humanos hemos “inventado” formas artificiales de comunicación que le han
permitido acortar las distancias y dejar memoria.
La técnica del grabado de
siluetas y dibujos en cavernas tiene un propósito comunicativo. Más tarde, el
uso de la arcilla para producir mensajes artificiales, así como el uso del
pedernal para dejar su impronta en las piedras y paredes de cavernas, fueron
quizá la manera más remota de interactuar de los individuos. Aun se conservan
algunos vestigios de tan prodigioso ingenio humano.
Dando un salto de miles de
años, el “cavernum” actual tiene formas más sofisticadas de relacionarse, no
solo con complicados signos sino con procesos de producción simbólica más innovadores.
Hoy día, el mundo se ha desdoblado: lo físico-tangible sensorialmente y lo
virtual. Más allá de lo que vemos y palpamos con nuestros sentidos, está un
inmensurable mundo de imágenes y mensajes verbales sin un cuerpo físico ni
volumen y masa, capaz de ser dimensionado solo por medio de nuestros ojos y
oídos, más no por medio de nuestro tacto.
Sin embargo, ese mundo
virtual está determinando cada día la cantidad y calidad de nuestras relaciones
sociales: domina lo científico, lo tecnológico, lo económico, lo estético, lo
político; anulando tiempo y distancias.
Hoy día, experimentamos la
síntesis de la vida. Vivimos un mundo de síntesis, donde para comprender
conceptos y procedimientos basta con bajar un tutorial, el cual resume varios
libros de principios, técnicas y procedimientos. Simplemente la capacidad
explayada de la palabra hablada se reduce a unas cuantas indicaciones; en un
acto de simplicidad de lo complejo.
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