viernes, 17 de julio de 2015

INVO de Chiquimula, 142 años de luz

Publicado en el Diario de Centro América el 17 de julio de 2015



A los jóvenes que hoy acuden a sus aulas, a sus maestros y cuerpo administrativo, nuestro saludo de aniversario.

Esta es mi columna número 100 en este prestigioso Diario de Centro América. Aprovecho esta ocasión para rendir merecido homenaje al glorioso Instituto Normal para Varones de Oriente en la ciudad de Chiquimula. Este año arriba a sus 142 años de forjar generaciones que han dado indudables glorias al país y allende las fronteras.

Por estas fechas, hace 42 años la generación Centenario conformada por más de 80 colegiales dejó su impronta en los anales de la historia del legendario instituto. En 1973 se celebró con toda pompa el centenario de uno de los bastiones de la cultura y vanguardia educativa en el nororiente del país y por qué no decirlo, de toda la república y países vecinos.

Hoy los recuerdos de aquella memorable fecha se agolpan en mi memoria. Tuve el honor de ser el presidente de la Asociación de Estudiantes del INVO en su centenario y conducir, junto a una pléyade de jóvenes inquietos y un claustro de docentes experimentados y bondadosos, las actividades de celebración del aniversario número cien de aquella institución que nos cobijó durante los seis años de nuestra formación como maestro.

En mi memoria perduran, como siemprevivas, aquella bullanguera algarabía que embargaba el ambiente ese memorable 14 de julio de 1973, día en que celebramos a todo lo ancho de nuestra imaginación el baile de gala, con invitados de altos quilates como el mismísimo doctor Juan José Arévalo y el presidente de entonces, general Carlos Arana Osorio. Ni hablar de altas personalidades forjadas en el crisol de nuestras aulas, incluyendo a Arévalo. ¡Y aquella muchachada, imberbe y victoriosa, valiente y lisonjera!

Ese año, el 13 de julio, el pueblo chiquimulteco rindió un público homenaje al doctor Juan José Arévalo, abarrotando las calles y avenidas circundantes al instituto gritaban ¡Viva Arévalo! con todo el entusiasmo y algarabía, durante un prolongado tiempo.

Las actividades de celebración duraron una semana, entre certámenes de oratoria, declamación, juegos deportivos, elección de nuestra reina, la velada artístico cultural que fue una verdadera delicia al espíritu y una expresión certera del talento artístico que acunaba nuestro ínclito centro del saber. Cerramos esta primera fase de celebración con un baile de gala. Cerramos la calle que enlaza al INVO y al INSO e instalamos allí la cafetería. En ambos institutos amenizaban aquella festividad, varios conjuntos musicales de moda. Después de muchísimos años de aquella celebración, aun rondan en nuestra memoria, aquel entusiasmo, alegría y cariño compartido entre profesores, estudiantes, exalumnos y personal administrativo.

No sé cómo hayan festejado este año el onomástico de nuestro querido INVO, pero en el recuerdo, aun permanece la llama de aquel memorable centenario. A los jóvenes que hoy acuden a sus aulas, a sus maestros y cuerpo administrativo, nuestro saludo de aniversario.

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