Publicado en el Diario de Centro América el 17 de febrero
Imagen copiada de Google
Chiquimula ha alcanzado
una pujanza económica de primer orden. Pero a la par de esta, debe articularse
la energía cultural y educativa que una vez presumió con sobrada razón.
Hace más de 50 años, mi madre me dijo un día: Vamos a vivir
en Chiquimula. Allí, si piedras en dulce hacés, eso vendés, enfatizó con
decidido acento. Ella estaba convencida que la actividad comercial en la Perla
de Oriente podría salvar a cualquiera de la pobreza. Aquel día llegamos,
entrada la noche, a la ciudad que llenaría mi vida de hermosos recuerdos y
múltiples realizaciones.
Este 11 de febrero de nuevo pude comprobar que mi madre no se
equivocaba respecto a la pujanza económica que llegaría a alcanzar esta ciudad.
Llegamos, mis amigos y yo, al homenaje que algunas instituciones chiquimultecas
nos ofrecerían a 11 orientales, uno por cada municipio. Aprovechamos la
oportunidad para saludar a nuestros compañeros de la Promoción Centenario a
cuya convocatoria hecha por Gustavo Aldana, acudimos varios de nosotros. Ver
rostros que hacía décadas no contemplábamos fue algo maravilloso e inolvidable.
Durante la noche de ese día, se llevó a cabo el acto cultural
donde recibimos el homenaje. Aproveché la oportunidad para ser la caja de resonancia
de nuestro amigo Héctor Hugo Chacón y solicitar a las autoridades municipales y
departamentales, aunar esfuerzos para construir en esa ciudad de abolengo
cultural, un centro específico para realizar actos cívicos y culturales a la
altura de lo que se merece la ciudadanía chiquimulteca.
Desde hace años varios coterráneos han sumado esfuerzos para
presentar un proyecto de centro cultural que podría servir como medio de
expresión de poetas, músicos, pintores, actores, cantantes, y un sinfín de actividades
que contribuirían a llenar los espacios de ocio de niños, jóvenes y adultos y
recuperar aquel calificativo que una vez nos llenara de orgullo: la Cuna de la
Cultura de Oriente.
Chiquimula ha alcanzado una pujanza económica de primer
orden. Pero a la par de esta, debe articularse la energía cultural y educativa
que una vez presumió con sobrada razón. Recordemos que hace solo algunas
décadas esta ciudad constituía la Meca donde llegaban estudiantes de todas
partes del país y allende las fronteras. No había en otros departamentos las
condiciones educativas que ofrecía esta ciudad. Por allí pasaron muchísimas
personalidades nacionales y extranjeras que dieron lustre al patrimonio
chiquimulteco y cuyo recuerdo aún perdura en la memoria colectiva del pueblo.
Debe hacerse el esfuerzo por construir el Centro Cultural
Chiquimulteco que recoja de una vez por todas las expresiones del arte y la
cultura oriental. En este esfuerzo deben sumarse la Municipalidad de
Chiquimula, la Gobernación Departamental, las instituciones educativas y por
supuesto, el empresariado que, como ya se dijo, está dando vida y pujanza a la
economía de esa región de Oriente. La ciudad ya cuenta con buena
infraestructura, buen ornato y otras cualidades que le dan un toque de
distinción como ciudad luz. Hagamos que se encienda de verdad la cultura
luminosa de la cual presumíamos antaño.
Excelente artículo del Doctor Carlos Interiano.
ResponderEliminarEfectivamente Chiquimula, tiene una interesante actividad económica. La ciudad es limpia, su infraestructura es buena. La gente es entrona y muy amigable. Mucha juventud que necesita canalizar sus energías e inquietudes culturales en un espacio adecuado. Hay iniciativas que deben escucharse, echarse a andar pronto.