Publicado en el Diario de Centro América el 10 de junio
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Ahora falta ver cómo
reacciona el sistema de justicia cuya honorabilidad y profesionalismo serán
puestos a prueba en los próximos días.
El pasado jueves 2 de junio no sería un día normal para el
país. Desde muy temprano se observaron movimientos de fuerzas de seguridad
allanando residencias y capturando a más de 30 personas, entre exfuncionarios
de gobierno, empresarios y políticos a granel. En una acción conjunta la
Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala y el Ministerio Público
llevaron a cabo dichos operativos, en lo que constituye para algunos,
incluyendo al Comisionado Iván Velásquez, el comienzo de un tsunami que sin
lugar a dudas alterará la dinámica empresarial, la manera de hacer “negocios”
con el estado y por supuesto, la forma de operar de tirios y troyanos que han
medrado a la sombra delos fondos públicos.
Los hechos que se les imputa a los capturados, no son, ni por
asomo, ajenos al conocimiento ciudadano. Desde hace décadas hemos escuchado la
vieja cantaleta que el estado ha sido fuente de un descarado saqueo por quienes
han ocupado puestos en los poderes públicos. Y como es de suponer, detrás de un
corrupto siempre habrá un corruptor. Esa tonadilla se ha dejado escuchar en
innumerables ocasiones.
A lo largo de los diferentes periodos gubernativos hemos
visto cómo individuos que entran a laborar en las esferas públicas con una mano
adelante y otra atrás, salen atiborrados de dinero. ¿Y dónde guardan su dinero?
Nada menos que en las instituciones bancarias. Vaya usted a depositar un
mugrosa cantidad de dinero y lo obligan a llenar formularios de rigor; sin
embargo, a esos siniestros personajes que llevan maletas forradas de billetes
simplemente los acreditan a sus cuentas millonarias bajo un manto de impunidad
financiera y con un trato por demás preferencial.
Quizá lo novedoso de estas olas bravas sea que se tocó a
aquellos personajes de cuello blanco, de quienes, se ha dicho mucho y se ha
probado poco. A lo mejor el sistema jurídico del país logre sortear todas las
argucias legales que sin duda algunos abogados defensores estarán hoy
preparando, y por fin, se juzgue imparcialmente los presuntos delitos cometidos
por lo capturados. Sabemos de algunos abogados cuyo record es defender a los
malos de la película y por ello cobran millonarias cantidades.
La CIGIG y el MP han cumplido con su papel pesquisidor y
acusador. Ahora falta ver cómo reacciona el sistema de justicia cuya
honorabilidad y profesionalismo serán puestos a prueba en los próximos días.
No sé si estas acciones logren reconformar la ética
ciudadana, especialmente la escala de valores de aquellos que se dedican a
administrar dineros públicos. De repente solo agacharán la cabeza por un tiempo
mientras pasa el vendaval. A lo mejor esta lección contribuya a reprimir el
impulso irrefrenable de tomar lo ajeno. Al fin y al cabo, justifican algunos
personajes cara dura: “La vergüenza pasa, el dinero se queda en casa”.
Licenciado Carlos Interiano:
ResponderEliminarSiempre es un gusto saludarlo y bendecir su camino mi querido Maestro.
Al leer su columna me dejé de sentir disgusto por las mañas con las que, a través de años, algunos políticos se han llenado los bolsillos; cómo se han apropiado del esfuerzo de muchos guatemaltecos, que teniendo y sin tener trabajo, pagan sus impuestos. Como inferí en su columna, en tiempos de crisis hasta ellos se burlan de un país que ha pecado de: tolerante, sumiso, indolente y muchas veces poco merecedores de estos personajes que han traído a la historia viejos tiempos donde bucaneros y piratas asaltaban en el mar, pero, a diferencia de ellos, “estos” lo hacen a lo descarado.