Publicado en el Diario de Centro América el 29 de enero de 2016
Imagen de Google
No entiendo cómo se ha
dispuesto que los reos sean trasladados en estrepitosa caravana hacia los
juzgados.
En medio del interminable torrente de automóviles, las
patrullas del Sistema Penitenciario van anunciando con sus estridentes bocinas
que se acerca la comitiva. A fuerza de intimidaciones se abren paso a toda
velocidad, mientras frente a nuestros ojos desfilan esos automóviles dotados de
carceletas por cuyas rejas asoman rostros tatuados que, con una actitud
burlesca y una mirada de piedra nos recuerdan que ellos son el poder paralelo
en este país. No por gusto las patrullas policiacas los escoltan para llevarlos
frente a un juez a la hora en punto de la audiencia. A través de las rejillas
pueden verse rostros de diversa calaña, como si fueran escenas de esas
películas que exhiben tortura, sangre y vejaciones.
En uno de esos movimientos bruscos, al carro que va delante
del mío, le arrancan el retrovisor al rozar con la autopatrulla que conduce a
toda velocidad. Nadie se detiene, ni hay reclamo alguno. La larga cola de
carros continúa su pesada marcha. Por supuesto, no habrá reparación de daños.
Así es el sistema. A lo lejos se continúa escuchando el sonido reverberante en
una estela de pesadumbre y mal sabor de boca. Esa es la rutina de casi todos
los días.
No entiendo cómo se ha dispuesto que los reos sean
trasladados en estrepitosa caravana hacia los juzgados. ¿No sería más razonable
que en las cárceles existiera una sala de audiencias para evacuar los casos? ¿O
instalar un sistema virtual que permita establecer la relación entre las partes
procesales? ¿Tan caro resulta hacer esto? En mi experiencia como profesor en
cursos virtuales puedo asegurar que los costos son inferiores a los que produce
el transporte de reos de los centros de detección a los juzgados
correspondientes. Simplemente la mediación virtual ha abaratado la vida en
todas sus actividades. La medicina por ejemplo, ha dado pasos agigantados al
practicar operaciones quirúrgicas a larga distancia, por intermedio de la
virtualidad. Y el sistema de justicia, ¿cuándo se actualizará?
Este año, la cantidad de vehículos en circulación se ha
incrementado considerablemente, a tal grado que el tiempo que se necesitaba
para llegar a los lugares de trabajo casi se ha duplicado y en algunos casos,
triplicado. Y el transporte de presos a toda velocidad pone en riesgo de sufrir
accidentes a la ciudadanía honrada que a diario se traslada a sus labores. ¿Por
qué tiene que sufrir la ciudadanía el estrés que produce esta dinámica de
aplicación de la ley?
Suficiente resulta el dinero público que se utiliza en las
cárceles, alimentación, servicios diversos, custodia, un sistema penal y
jurídico a su servicio y un largo etcétera de atenciones que se le dispensa a
la población reclusa, y en adición a eso, tener que soportar la insolencia de
su paso por las carreteras, como si se tratase de personajes de altos méritos.
Resulta contradictorio y aberrante, ¿no le parece?
muy cierto, el abuso de poder para resguardar a personas que son un peligro con su sola presencia en las calles.
ResponderEliminarLos jueces deben ir a las cárceles, por lo peligroso que resultan estas personas en la calle.