Publicado en el Diario de Centro América el 8 de enero de 2016
Hizo muy bien Jimmy
Morales en no prometer nada, pues quien nada promete a nada se compromete.
2016 se ha iniciado. Un nuevo equipo de gobierno tomará las
riendas de la cosa pública; algunos con cero experiencia en el manejo de los
asuntos del estado; otros quizá con alguna experiencia y conocimiento en sus
respectivos campos de trabajo. El nuevo gobierno se expondrá a problemas
circunstanciales y estructurales que amerita su atención, tales como el alza
en el precio de la canasta básica, los salarios diferenciados, la falta de
empleo digno, el combate a la violencia, la extorsión, el narcotráfico, los
grandes monumentos a la impunidad y el granito de arena que aporta siempre la
naturaleza con sus desastres cíclicos.
Todo un abanico de problemas que son el resultado de un
rezago en el ejercicio de políticas públicas dirigidas a resolver, o por lo
menos mitigar, su efecto nocivo. Los grandes retos no resueltos o enfrentados a
medias como son el arraigado problema educativo, de salud, de infraestructura y
preservación del medio ambiente; retos que han sido soslayados por gobiernos
anteriores deberán ser encarados por el nuevo gobierno.
No se puede dejar de señalar el endémico problema de la
corrupción de empleados y funcionarios públicos en casi todos los niveles de la
administración pública. El esfuerzo que han realizado la CICIG y el MP en el
combate a este flagelo merece reconocimiento, aunque como dijo alguien, algún
día se irá del país este organismo y entonces el MP volverá a ser otro ente
desamparado por el estado, atado de pies y manos o asfixiado por el
presupuesto.
Me comentaba un amigo que no ha iniciado el nuevo gobierno y
ya se escuchan comentarios de algunos malos empresarios sobre el contacto que
harán con quienes resulten nombrados para ejercer el funcionariado público.
Claro, donde hay corruptos hay corruptores y no podrían pasar desapercibidas
ciertas “liebres” que han hecho grandes y jugosos negocios a costa de las arcas
nacionales. El nuevo equipo de gobierno deberá poner mucho ojo a estos sujetos
que se deslizan como serpientes esperando el mejor momento para asaltar lo cosa
pública.
Sin embargo, 2016 será también un año donde se ponga a prueba
la incipiente organización ciudadana, ejerciendo un rol activo de auditoría
social y señalando con nombres y apellidos a aquellos funcionarios que se
desvíen de su papel de gestores públicos y se enriquezcan con el erario
nacional. Por su parte, el nuevo gobierno entra por la puerta grande, sin compromisos
de ninguna índole, ni con el sector privado, ni con el oprobioso sector
político (hay excepciones por supuesto) y mucho menos con los poderes ocultos
del país. En otras palabras, con la mesa limpia. Ojalá y sepa aprovechar estas
ventajas estratégicas para poner la impronta de un gobierno austero y honesto.
Hizo muy bien Jimmy Morales en no prometer nada, pues quien
nada promete a nada se compromete. De allí que todo lo positivo que haga será
en abono a su gestión de gobierno. En cambio, nadie podrá reclamarle por los
errores que cometa, más allá de la confianza defraudada.
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