Publicado en el Diario de Centro América el 15 de enero de 2016
El grupo de militares
que apoyaban y ejecutaban la Política de Seguridad Nacional había sido
desplazado por militares jóvenes.
El 6 de enero pasado fueron capturados 18 militares, entre
los que se encuentra Benedicto Lucas García, hermano del expresidente de
Guatemala. Como un dato curioso, entre los capturados figura Francisco Luis
Gordillo Martínez, miembro del triunvirato que conformó junto al exjefe de
Estado Efraín Ríos Montt.
Los hechos que se les imputan fueron cometidos entre los años
1981 y 1982. Vale decir que estos fueron los últimos años de la llamada
Política de Seguridad Nacional, estrategia creada por el ejército y avalada por
los gobiernos de turno de aquella época, la mayoría de corte militar. Esta
estrategia se tejió en el contexto de la guerra fría en la cual los dos ejes
hegemónicos de poder mundial se disputaban la supremacía militar y la guerra de
guerrillas en el continente americano.
Efectivamente, durante esos años, la sociedad guatemalteca se
desangró, al extremo de contabilizarse más de cien mil muertos y cerca de un
millón de ciudadanos se fueron al exilio, en una travesía que aun hoy, muchos
años después, no termina de cerrar sus heridas. Los bloques hegemónicos de
poder mundial pusieron las armas y las estrategias y los países pobres del
hemisferio pusieron los muertos. Así de descarnada era la lógica
contrainsurgente que se manejaba desde las altas esferas del poder.
Al tenor de la Política de Seguridad Nacional, el alto mando
del ejército hizo llegar a las salas de redacción de los medios de comunicación
de esa época, una especie de manual de trato a los grupos guerrilleros. En este
manual se indicaba claramente que se les debía llamar “terroristas”,
“delincuentes subversivos” y otra serie de epítetos que han quedado impresos en
los titulares de prensa como testimonio eterno de esa época violenta.
En 1983 cambió la lógica de combate a los alzados en armas y
se instauró la Estrategia de Estabilidad Nacional. Humberto Mejía Víctores
llega al poder por un golpe de estado propinado a Ríos Montt. Para entonces, el
conflicto mundial en el contexto de la guerra fría ya comenzaba a
distensionarse. Iniciaban los primeros acercamientos entre los líderes
mundiales del Este-Oeste y con ellos, un evidente debilitamiento en los
procesos de apoyo bélico a los países en conflicto, entre ellos Guatemala.
El grupo de militares que apoyaban y ejecutaban la Política
de Seguridad Nacional había sido desplazado por militares jóvenes, con una
nueva mentalidad de combate a la insurgencia. Asume el poder el primer gobierno
de la era democrática y se inician las pláticas de cese al conflicto entre el
Gobierno y la guerrilla.
Sin embargo, la estructura militar que dirigía los destinos
del país en lo más álgido del conflicto armado, dejó una huella profunda en la
conciencia ciudadana, así como hechos que hoy, señalados como delitos, los
tienen en el banquillo de los acusados. Culpables o inocentes, el andamiaje
jurídico del país lo determinará, sin que ello signifique que, a la luz de la
historia tengan o no, responsabilidad.
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