Publicado en el Diario de Centro América el 2 de octubre de 2015
Imagen de Google
El gran secreto del éxito de los medios virtuales es que han abierto las
puertas a la democratización de la información
Hace 25 años se hablaba de las
expectativas de otro tipo de periodismo que no fuera la prensa escrita. La
mayoría de periodistas hablaba de una lenta desaparición de la prensa para el
año dos mil. Los más optimistas decían que no desaparecía (por lo menos no tan
pronto) pero podría migrar hacia nuevas modalidades de hacer periodismo. Se especulaba
que podrían inventarse aparatos especiales para leer los periódicos y revistas
en formatos no impresos. Todo era hipotético porque hasta principios de los
noventa no existían aun las tablets y otros dispositivos móviles que hoy
saturan los mercados de la información.
La gran revolución virtual ha venido
a partir el mundo informativo en dos universos: el impreso y el digital. Este
enorme salto cualitativo en los procesos informativos ha causado estupor en los
grandes medios, quienes han tenido que ir adaptando sus emisiones a los modelos
de comunicación que exige la sociedad virtual, despojándose de los viejos
moldes en los que nacieron, crecieron, reprodujeron y hoy se resisten a morir.
En los inicios de la virtualidad los
grandes medios impresos simplemente había realizado un traslado mecánico de su
versión impresa a la digital, conservando la fisonomía y reglas de presentación
de la información impresa. Este traslado hacía que la versión digital fuera
pesada y difícil de acceder a ella. Pronto se llegó a la conclusión que debía
generarse un modelo de comunicación periodística más ágil y a tono con las
nacientes necesidades de una población cada vez más familiarizada con el mundo
virtual. Hoy día, la mayor parte de los medios impresos tienen su versión
digital, con las técnicas que requiere esta nueva modalidad de comunicación
periodística: combinación de sonido, texto, imagen, video y otros recursos
extraverbales.
El cambio no ha sido nada fácil. Los
grandes periódicos han tenido que hacer sus mejores esfuerzos e inversión de
recursos financieros en producir versiones digitales de sus emisiones diarias
para no morir en la cada vez más competitiva empresa periodística.
A esto hay que agregar que ha surgido
un serio competidor para estos medios: los medios alternativos netamente
virtuales, con una asombrosa aceptación ciudadana que cada vez los prefiere y
los apoya con sus masivas consultas. En Guatemala existe una variada gama de
medios virtuales que cada día captan más la atención de lectores y neolectores.
Las generaciones jóvenes nacidas en la virtualidad tienen muy poco hábito de
lectura de periódicos impresos, en cambio consultan medios ya reconocidos como
Soy 502 y Plaza Pública, solo para mencionar dos casos.
El gran secreto del éxito de los
medios virtuales es que han abierto las puertas a la democratización de la
información, usando la interactividad para que los lectores participen y
expresen sus puntos de vista, sin ninguna restricción en la mayoría de los
casos.
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