Publicado en el Diario de Centro América el 8 de agosto de 2014
Las nuevas ventanas del mundo por donde se está tejiendo un nuevo orden de la información.
En los años 70 se produjo el mayor debate sobre la importancia de la comunicación como herramienta social, auspiciado por la Unesco. Como resultado se produjo un profuso informe denominado “Un solo mundo, voces múltiples” en el que participaron intelectuales provenientes de 16 países, entre ellos varios de Latinoamérica.
Este impactante estudio, coordinado por Sean McBride le valió a la Unesco la reprimenda de Estados Unidos, al extremo de retirarle los fondos que aportaba este país y cuya lucha duró varios años. En dicho informe se develaba un hecho por todos conocido: la comunicación masiva estaba en manos de monopolios locales e internacionales y desde esa posición de poder ejercían influencia en las agendas locales de gobierno.
La mayor influencia la ejercían las llamadas agencias internacionales de noticias, grandes consorcios que tenían corresponsales en muchos países, en donde recogían, procesaban y vendían información a los medios locales. Aparentemente, nada malo en este negocio. El problema es que a las noticias muchas veces se les revestía de un tratamiento político. Esto sí pasa, esto no pasa; o esto sí pasa pero con esta interpretación. Los medios locales compraban a las agencias la información debidamente tratada, orientada y muchas veces sesgada. En el informe McBride se pone en evidencia esta tensión entre los periodistas locales y los corresponsales de las agencias internacionales de noticias. En el ambiente periodístico se discutía cómo un hecho cubierto por la prensa local era invisibilizado o magnificado por la prensa internacional, según fueran los intereses particulares de esta.
Nadie pudo imaginar que tres décadas después el mundo sería testigo de la estrepitosa caída de esta hegemonía de la comunicación. El surgimiento y expansión de Internet ha permitido replantear aquellas relaciones de poder y democratizar la dinámica de comunicación mundial, hoy por hoy muy fortalecida con las redes sociales, donde cada ciudadano es un potencial receptor y comunicador al mismo tiempo, constituyéndose en la piedra filosofal, afanosamente buscada por los teóricos de la comunicación durante muchas décadas: democratizar los flujos de información.
Ante la mirada atónita de las viejas agencias de noticias, hoy día un ciudadano, por medio de una “selfie” puede agitar el mundo, tal como ha sucedido con innumerables fotografías de impacto internacional.
Es verdad que muchos medios escritos han migrado despavoridos a la red; pero esto no resta importancia a los incontables medios totalmente virtuales que existen y cuya importancia es cada vez mayor, millones de bits bombeando diariamente los acontecimientos mundiales sin ninguna restricción. Son las nuevas ventanas del mundo por donde se está tejiendo un nuevo orden de la información.
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