Publicado en el Diario de Centro América el 21 de julio de 2016
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Este efecto “cima de
fama” les induce a cometer cada vez errores más graves que terminan por minar
su crédito.
Las citas bíblicas tienen su encanto. También tienen un doble
sentido que es preciso descubrir a efecto de no tomar la sentencia de manera
literal sino el sentido figurado que encierran. Como fuente moral, la Biblia
cristiana es un asidero para moldear la conducta recta de los ciudadanos,
aunque claro está, muchos predican pero no se convierten.
Pero he aquí que de la noche a la mañana dicha persona
comienza a destacar entre las demás, se hace visible, importante y a veces
imprescindible. Esto último comienza a producirle un efecto fascinación con su
nuevo estatus y la hace “perder piso”, le altera sus percepciones respecto a sí
misma. Este efecto “cima de fama” la induce a cometer cada vez errores más
graves que terminan por minar su crédito, su fortuna y su posición de liderazgo
alcanzada en la sociedad. Si se conjugan algunos factores adversos, su caída
será estrepitosa y por supuesto, muy dolorosa. Acabará siendo la arena del
desierto que una vez fue. De nuevo se convertirá en polvo.
En el espectro político esto es recurrente. Muchas figuras
que una vez fueron un don nadie alcanzan la notoriedad, disfrutan su periodo de
fama y placer, desfogan sus más bajas pasiones, pisotean la dignidad de los
honrados, humillan la inteligencia humana, hasta que finalmente la cadena de
errores que cometen los lleva al despeñadero. Existen documentados muchos casos
en los cuales más les hubiera valido no salir del anonimato que convertirse en
el centro de la severa crítica social.
En el deporte se han visto casos paradigmáticos. Altísimas
figuras que un día surgieron de la nada y alcanzaron la cima, de pronto, por un
capricho del destino o debido a una cadena de errores acumulados, terminan en
las sombras del olvido; en el peor de los casos, bajo la majestad de la
vindicta pública.
En un listado rápido, elaborado sin mucho detenimiento,
seguramente usted tendrá en su cabeza casos paradigmáticos de personas a
quienes se les puede aplicar fácilmente esta sentencia bíblica: “Porque polvo
eres y en polvo te convertirás”.
Muy bueno la verdad, gracias por compartirlo.
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