Publicado en Diario de Centro América el 9 de enero de 2015
Sin embargo, no hacer el intento, es más criticable. Podemos dar, aunque sea arañazos de oso viejo, en busca de su tarro de miel.
Iniciamos el año escolar. En el sector público se inaugura con amenazas de huelga por parte del sector magisterial. ¡Vaya bienvenida a los estudiantes! Escuelas destruidas, falta de maestros, indisciplina en los procesos de inscripción de los estudiantes y muchas denuncias de padres de familia por cobros excesivos en la matrícula, no obstante que, según la legislación nacional, la educación pública es gratuita y obligatoria.
En el sector privado, algunos colegios han iniciado con buen pie: una planificación rigurosa, un cuadro magisterial capacitado, instalaciones remodeladas, equipo tecnológico de última generación y suficientes condiciones para el estudio. Por supuesto, una larga lista de útiles escolares a precios exagerados. Con toda razón, algunos opinan que el costo de la educación preprimaria, primaria y secundaria es mucho más alto que en el nivel superior.
Es cierto que el precio de la educación es alto, pero mire usted lo que cuesta la ignorancia y saque sus cuentas. Por cada ciudadano que asiste a la escuela, pública o privada, se reduce la brecha entre el subdesarrollo y los niveles de desarrollo en todos los órdenes. Y es indudable que en el sector estatal existen enormes falencias en el ámbito educativo, pero también es cierto que los problemas que este tiene que enfrentar son de gran envergadura.
Al inicio del ciclo escolar es preciso que los maestros se detengan a pensar qué tipo de educación proveerán a sus estudiantes, con qué metodología y estrategia educativas y con qué herramientas tecnológicas.
En el mundo de hoy, la niñez y la juventud, está virtualmente dividida en dos mundos. De un lado aquellos con muy escasos conocimientos tecnológicos, a cuyas aulas y hogares aún no asoman las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). De otro lado, una generación de niños y jóvenes que alcanzan y sobrepasan los niveles de destrezas tecnológicas respecto a sus maestros y demás compañeros.
Imagen tomada de Google
Nacidos y crecido en un mundo tecnológico, estos alumnos exigen un nivel más avanzado de mediación del conocimiento, usando las TIC. Y no se trata solo de saber cómo se usa una computadora sino de abordar el vasto mundo de la virtualidad y las ciencias de la información y la comunicación.
La así llamada generación Milenials (o Millennials, en inglés) está conformada por personas nativas tecnológicas cuyo eje de pensamiento y acción atraviesa todo lo relacionado con la tecnología de la información y la comunicación: computadoras, dispositivos móviles, cine, televisión digital, Internet, y tantas otras carajadas que se ha inventado el mundo de hoy.
Alcanzar los estándares que exige esta generación, sobre todo en el sector público, es una aventura casi inalcanzable a corto plazo. Sin embargo, no hacer el intento, es más criticable. Podemos dar, aunque sea arañazos de oso viejo, en busca de su tarro de miel.
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