viernes, 7 de noviembre de 2014

Piel de culebra

Publicado en el Diario de Centro América el 7 de noviembre de 2014


Al fin y al cabo, la piel no tiene ideología, ni principios éticos, ni colores definidos. Es un tejido muerto que puede dejarse en el camino.

Algunos políticos tienen piel de culebra. Cual culebras se arrastran y a su paso, de vez en cuando, van cambiando la piel sin inmutarse siquiera; a diferencia de las culebras, algunos políticos visten diferentes colores: amarillo, verde, azul, naranja, morado, rojo. Existen políticos variopintos, aquellos que quieren quedar bien con Dios y con el diablo. Otros, se levantan azules y anochecen naranjas, o verdes, o rojos, según sea la circunstancia.
Algunos se dicen orgullosamente políticos de carrera, es decir, quienes nunca han trabajado en un empleo remunerado o en el emprendedurismo empresarial; otros fueron empleados públicos o privados, pero ya lo olvidaron; es más rentable vivir de la política. Un amigo mío repite a menudo: me tengo que ir, alguien tiene que trabajar; no todos podemos vivir de la política.

Y es que en la política se consiguen buenos ingresos (legítimos algunos, ilegítimos otros), se roza con el jet set, se degustan buenas bebidas espirituosas sin costo personal alguno, se saborean buenas viandas, algunas cargadas al presupuesto general de gastos de la Nación, otras financiadas con recursos de dudosa procedencia. Además se visten casimires y sedas de altísimo costo que un mortal cualquiera no alcanzaría a comprar ni con el sueldo de un año entero. La política da para vivir en lujosas mansiones, olvidándose de pagar la renta, se duerme en camas alucinantes y se hace el aseo personal en sitios de elegancia extrema.

Este nivel de vida que se dispensa para un político es quizá una de las causas más relevantes de su permanente cambio de piel; al fin y al cabo, la piel no tiene ideología, ni principios éticos, ni colores definidos. Es un tejido muerto que puede dejarse en el camino sin que afecte el modus vivendi de sus dueños.

Cuando un partido político ha sucumbido ante el carnaval de placeres y deseos satisfechos, los políticos "zafan bulto" y se brincan al terreno del vecino. Allí hay ganado cuya leche les espera casi siempre, calientita y a borbotones. La cosa es estar siempre pegado a la teta de la vaca y no soltarla siquiera para respirar. El que parpadea, pierde, se dice en el caló político.

¿Ha presenciado usted el abrazo de dos políticos? ¿Ha notado cómo resuenan las palmadas en la espalda del otro, mientras le guiñan el ojo a un tercero? Recuerdo aquella fábula en la cual un sapo salva a un escorpión del peligro de caer al agua. El sapo le advierte al animal ponzoñoso:"No me vayas a picar". El asustadizo bicho le responde que no tenga pena. Sin embargo, en cuanto estuvo a salvo, antes de bajarse le insertó su afilado aguijón. "Lo siento mucho", - se disculpó, "picar es mi naturaleza, está en mis genes". Más allá de cualquier circunstancia adversa, los políticos buscan "estar siempre en la jugada", como suelen repetir cada vez que se les saluda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Poema: LAS RANAS Y LOS GRILLOS

El periodista Carlos Enrique Morales Monzón produjo esta versión de mi poema Las ranas y los grillos. Se los dejo