Publicado en el Diario de Centro América el 21 de noviembre de 2014
Algunas personas son discapacitadas, porque
poseen debilidad emocional y pobreza de valores.
Hace poco asistí como
disertante en el foro organizado por el Consejo Nacional para la Atención de
las Personas con Discapacidad –CONADI-. En dicho evento se analizó el rol de
los medios de comunicación en la promoción de los derechos de las personas con
discapacidad. Esta actividad se realizó en el contexto del Día Internacional de
las Personas con Discapacidad, a conmemorarse el próximo 3 de diciembre.
En dicho foro se abordó el
tema del enfoque que algunos medios de comunicación le dan a la condición de
discapacidad, para referirse a aquellas personas que poseen algún nivel de
impedimento, ya sea físico o mental, congénito o provocado por enfermedad o
accidente.
Al respecto, al abordar el tema de la discapacidad, existen
al menos tres enfoques que producen en el imaginario colectivo un
acondicionamiento de situaciones cognitivas mediadas por estereotipos sociales:
el enfoque tradicional, el enfoque médico y el enfoque de derechos humanos.
Del enfoque tradicional podemos
decir que la sociedad en general, y algunos medios en particular, se refieren a
las personas con discapacidad con términos peyorativos tales como: lisiado,
impedido, tullido, paralítico, incapacitado, etc. De acuerdo al enfoque médico
o biológico, la persona con discapacidad es un enfermo o paciente/ no puede
valerse por sí mismo/necesita ayuda. Es
un problema de salud. El enfoque de derechos humanos destaca que las personas
con discapacidad son personas diversas, con dignidad intrínseca, con derechos y
obligaciones ciudadanas.
Es muy común, y lo repiten las
mismas personas que sufren discapacidad, que se le llame a alguien “discapacitado”,
como si dicha persona estuviera en total nivel de disfuncionamiento personal;
en otras palabras, como si se tratara de alguien inservible, elevado a la
categoría de objeto. Claro que algunas personas son discapacitadas, porque
poseen debilidad emocional y pobreza de valores, aunque no tengan impedimentos
físicos o intelectuales.
En la ley de Atención de las personas con discapacidad, Capítulo
VIII, artículo 60 se establece que el CONADI “Procurará a través de la
Asociación de Publicistas de Guatemala, Dirección General de Radiodifusión y
Televisión Nacional y Dirección de Espectáculos Públicos, para que las agencias
de publicidad y los medios de comunicación, no hagan uso indebido de la imagen
de las personas con discapacidad”.
Es urgente visibilizar el tema de la discapacidad en los
medios de comunicación pero no desde la óptica tradicional o médica, sino desde
los derechos humanos. Las personas con discapacidad también construimos
ciudadanía a través del pleno ejercicio de nuestros derechos y deberes.
El lenguaje es portador de sentido. Se debe generar un
glosario de sinónimos que no demeriten la dignidad de las personas con
discapacidad. En otras palabras, aparecer en los medios pero no con epítetos
negativos ni mucho menos eufemismos. Dejar de ser reproductores de estereotipos
para ser constructores de ciudadanía.
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