domingo, 6 de abril de 2014

Calidad y Educación Superior (I)

No podemos medir el potencial de un Lamborgini con el de un carrito “Micky Mouse”

El tema de la calidad está inmerso en todos los ámbitos de la vida humana. Se habla de calidad de vida, en la producción, en el deporte, en el arte, y por supuesto, en la educación.

En la educación superior la calidad se liga al perfil profesional que deben formar las universidades de acuerdo a estándares marcados generalmente por organismos internacionales, tomando como panacea el tipo de profesional que producen los centros de educación superior del primer mundo.

Con ejemplos como Finlandia, Corea del Norte, Dinamarca, se inundan los debates en relación al deber ser de las universidades nacionales. No está mal, por supuesto, aspirar a los cánones educativos que marcan estos países. Lo que no debemos pasar desapercibido es que estas universidades son el resultado de un conjunto de factores que han contribuido a su alto nivel científico y tecnológico. Entre estos factores, es crucial la satisfacción plena de necesidades básicas de la población: alimentación, salud, educación primaria y secundaria, transporte, empleo, etc. Es decir, la educación superior en esas latitudes es más bien el resultado y no la causa, del nivel de desarrollo integral de dichas naciones. Por supuesto, dado el resortaje con que cuentan, estos centros de educación superior actúan como catalizadores científicos y tecnológicos de las políticas nacionales, sirviendo además, como reservorios de grandes corrientes de pensamiento en las diferentes áreas del desarrollo.

En Guatemala, los universitarios estamos inmersos en el debate de la calidad educativa. Y este debate está bien, siempre y cuando tengamos los pies puestos sobre la tierra para saber muy bien cuáles son nuestras posibilidades reales de lograr mejores estándares educativos con los insumos que tenemos. Esto es vital porque no podemos medir el potencial de un Lamborgini de modelo reciente, con el de un carrito “Micky Mouse” de los años ochenta.

He aquí algunas ideas que debemos tomar en cuenta si queremos de verdad mejorar la calidad académica de los centros de educación universitaria: actualización científica y tecnológica de la planta docente; capacitación para la docencia superior; mejorar los salarios docentes para que resulten atractivos las dos anteriores ideas; repensar la visión curricular de las carreras y adecuar los pensa a las necesidades del mercado actual (ya no es posible vivir de reminiscencias del pasado); mejorar, actualizar y ampliar los centros de información (bibliotecas, centros de documentación, ampliación del ancho de banda para que los estudiantes puedan usar internet desde las aulas y otros espacios de las universidades) y otras ideas que propondremos en un próximo artículo.

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