El derecho a informar
se traduce en el derecho a vender
información.
Las características de la producción de bienes y servicios en
la historia humana hasta entrada la Edad Media, fue la manufactura. La
elaboración y venta de objetos se hacía de manera manual. En este sentido, cada
objeto conservaba una personalidad y características muy particulares, aunque
los procesos de producción y distribución eran muy lentos y limitados.
Una de las grandes características de la llamada primera
revolución industrial de fines del siglo XVIII la constituye la producción en
serie, con patrones de producción que reflejaban las características de un
modelo a partir del cual se elaboraban. Este salto en la producción provocó una
mayor cobertura en la distribución de bienes y servicios a la cada vez más
explosiva civilización humana.
La prensa escrita (aun no se inventaba la radio, la
televisión y el Internet) experimentó el paso de la producción manufacturera a
la producción industrial. En este nuevo modelo de producción, distribución y
consumo, los medios masivos han encontrado la fórmula perfecta para insertarse
en el mercado del consumo.
Adoptando las reglas básicas de la producción industrial, los
medios (aquí ya incluimos a los cuatro medios actuales) presentan algunas
características que los convierte en la la pudiente industria de la información. Entre algunas de estas leyes industriales
están: uso de la información como producto mercantil sujeto a la oferta y la
demanda, la ley de libre competencia. En esta ley la industria de la
información ha montado su aparato ideológico para defender su derecho a
informar que se traduce ni más ni menos que en el derecho a vender información.
Otra de las leyes adaptadas por la industria de la
información es buscar la más alta rentabilidad al más bajo costo. En esta
lógica, los medios (salvo raras excepciones) contratan mano de obra barata
cuyos salarios no impacten el resultado final de sus operaciones mercantiles.
El ciclo de vida de un producto es también una de las leyes
aplicadas por la industria de la información. Esta característica ha llevado a
elaborar un andamiaje de supuestos técnicos respecto a la inmediatez, la
precisión y claridad de la noticia. Una de las fórmulas preferidas que se
enseñan incluso en las universidades, como caja de resonancia de esta visión
industrial es la llamada pirámide invertida. De eta cuenta, la noticia que se
generó ayer, hoy se ha convertido en una pieza de museo informativo. Y salvo
que se trate de una noticia con un perfil político a la cual el medio pueda
sacarle mayor rentabilidad, pasará a ser parte del osario informativo. Un
objeto inservible con nulo valor industrial.
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