Publicado en el Diario de Centro América el 14 de febrero de 2014
Quien no apoye sus argumentos está condenado a quedar fuera de la jugada.
Como espiral del silencio se conoce un fenómeno social que conforma una complicada red de relaciones que se establece a partir de que grupos humanos se ven presionados, legal o socialmente, para apoyar o afianzar una opinión dominante.
En la época de la Inquisición, por ejemplo, este fenómeno se reflejaba en que la mayoría apoyaba la decisión del santo tribunal de condenar a una persona, sin analizar su culpabilidad o inocencia. El resto de la masa, el vulgo, apoyaba esta decisión. Muchos fueron perseguidos, torturados y asesinados en nombre de la religión.
¿Recuerda usted cuando se enviaba a la hoguera a las mujeres acusadas de brujas, o cuando se acusaba a alguien de herejía? En las plazas se aglutinaba la gente para presenciar el castigo. Son algunos ejemplos de cómo la espiral del silencio se manifiesta.
A partir del surgimiento y fortalecimiento de los medios de comunicación masiva, la espiral del silencio se trasladó a sus centros de información. En este campo abundan los ejemplos. Investidos de un poder casi omnímodo, abanderan campañas de prestigio o desprestigio (según sean sus intereses) a favor o en contra de alguien. Transmiten una serie de mensajes, a los cuales el lector debe adherirse y adoptarlos como una verdad única. Con una habilidad de buen componedor, van entretejiendo voces que apoyan su versión, hasta convertirla en una corriente de opinión incuestionable. Quien no apoye sus argumentos, simplemente está condenado a quedar fuera de la jugada o bien, ser atacado por su voz disidente.
No son pocos los personajes que deciden decir “sí señor” ante las directrices de los medios, enjuiciando tal o cual asunto. Esto es muy visible en aquellos tomadores de opinión que cotidianamente se publican, cuyas opiniones apuntalan la corriente de opinión que empujan las empresas informativas. De hecho existen personajes cuya voz es recurrente y encaja perfectamente en la perspectiva del medio.
La espiral del silencio se convierte en una estrategia para debilitar las voces disidentes, contrarias, y fortalecer aquellas que convienen a los intereses del medio. A veces, para no parecer muy obvios recurren a la ya gastada estrategia de decir “se trató de obtener su declaración pero no respondió su teléfono”.
¿Hay quienes se rebelan contra la espiral del silencio que imponen los medios? Claro que existen, aunque estos están condenados a no aparecer en los medios por decisión de la alta jerarquía, sus dueños o sus representantes. Algunas voces se han alzado en contrario, como aquel expresidente que acuñó su famosa frase: “A la prensa se le pega o se le paga”.
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