Cuántas veces mi sonrisa
se habrá
quedado sin respuesta. A mi corazón
le habrá estrujado /como suele suceder
en estos casos/
el corcel de la tristeza sobre el rostro.
Cuántas veces mis brazos se habrán
quedado sin el abrazo de respuesta. Y en el
hondo vacío de la duda /como el eco
que regresa sin pedirlo/ volverán a
posarse en los bolsillos las palabras
compañeras del saludo.
Cuántas veces mi extendida mano
habrá encontrado la cripta de los
puños cerrados. A mi voz le ha pasado
/muchas veces/ cuando busca
consuelo en otras voces.
Cuántas veces la oración se vuelve piedra.
Cuántas veces mis plegarias fueron
lamentos sin muro. Cuántas veces lloré
con la sonrisa hecha cadáver. Cuántas veces
el fiel de la balanza se inclinó hacia el lado
oscuro del olvido.
Cuántas veces mi llanto se ha vuelto ceniza
en la borrasca. Cuántas veces la alegría
de un encuentro /como un proyecto de vida fracasado/
se quedó en los andenes del intento. Cuántas veces
me pregunto si aún existo
y no obtengo respuesta.
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