Publicado en el Diario de Centro América el 26 de febrero de 2016
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“Las redes sociales le
dan el derecho de hablar a legiones de idiotas” fue una de las frases más
famosas acuñadas por Eco en la era digital.
La semana pasada falleció en Italia, el pensador Umberto Eco.
El mundo intelectual resiente su muerte, dado que, a sus 84 años era una de las
mentes más brillantes en las ciencias sociales, especialmente en la literatura
y la comunicación. El maestro de maestros se ha ido al infinito.
Mi acercamiento con Eco fue a través de sus libros, aquellos
voluminosos textos que en primera lectura nadie comprendía por la sencilla
razón que, como universidades tercermundistas, carecíamos de las herramientas
básicas de lectura y comprensión, así como de un código técnico derivado de la
comunicación y muy especialmente de la semiología, ciencia esta que en los años
setenta sentaba sus reales en Europa. El boom de la comunicación en aquel
continente se vivía y analizaba a través del cristal semiológico.
Pierre Guiraud, Georges Monin, Julia Kristeva, Roland Barthes,
entre otros, formaban parte del entorno científico de Eco, a quienes aludía en
sus textos para rebatir, reafirmar o ampliar sus conjeturas científicas. Los
primeros libros del autor italiano “La Estructura Ausente” y “Tratado de
Semiótica General” llegarían a mis manos en las postrimerías de los años
setenta y donde partiría mi pasión por leerlo, estudiarlo y enseñarlo en las
universidades. En el ámbito literario me sumergí en su novela “El nombre de la
rosa”, llevada al cine y disfrutada también en la pantalla grande. En el campo
de la investigación tuve acceso a su libro “Cómo se hace una tesis” el cual
contiene fundamentos que hoy día poseen enorme vigencia.
Eco fue además, un crítico social de altos quilates en el campo
de la comunicación. Siempre estuvo atento a los acontecimientos tecnológicos y
científicos que acaecían en el mundo y sobre los cuales emitía su fundamentada
opinión, a tal punto de generar en algunas corrientes de pensamiento una
especie de “dogma científico”; si lo dice Eco, es cierto. Este es, por cierto,
el riesgo que corre todo pensador: o convences por la fuerza del argumento
sólido, o por el efecto fascinación y provocador que pueden producir tus ideas.
Respecto al uso de las redes sociales, acuñaría aquella frase lapidaria que
muchos recuerdan: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de
idiotas”. ¡Uf, en esto tenía toda la razón del mundo”.
El gran Umberto Eco se ha ido, pero nos ha dejado su legado
intelectual: una veintena de libros entre los que destacan la novela, crítica
literaria, análisis social, semiótica, arte en general y comunicación de masas.
Como intelectual de primer nivel, tiene un lugar asegurado en la historia del
pensamiento universal y un espacio muy especial en el corazón de quienes
tuvimos acceso a algunos de sus libros y aprender de su agudo pensamiento y
reflexión, los principios de la que hoy suele llamarse, con derecho a existir,
la comunicología.
Gracias Dr. Interiano por compartir sus conocimientos. Bendiciones.
ResponderEliminarGracias Dr. Interiano por compartir sus conocimientos. Bendiciones.
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