domingo, 27 de septiembre de 2009
EL COMUNICADOR SOCIAL Y LA RADIO EN GUATEMALA
DISCUSIÓN GENERAL
Es indudable que una de las preocupaciones de los estudiosos de la comunicación en nuestro mundo contemporáneo la constituye el papel que ha jugado y juega actualmente el comunicador social, y en especial, el comunicador que se dedica a la radio, por ser uno de los medios de mayor difusión en todo el planeta, especialmente en nuestro país.
Se han planteado numerosas interrogantes. ¿Es el comunicador social un agente de cambio en la sociedad a la cual informa?, ¿Es el comunicador social un educador por excelencia, capaz de crear actitudes y modificar comportamientos?, ¿Es el comunicador social un líder de opinión con suficiente cuota de credibilidad, o por el contrario, es un agente instrumentalizado al servicio de las sociedades de consumo?
La respuesta es compleja. En las escuelas de comunicación se ha teorizado bastante sobre este problema. Al respecto se deben analizar sucintamente los factores que intervienen en un proceso comunicativo y las relaciones que estos guardan entre sí, desde el punto de vista del comunicador.
En los medios de comunicación masiva el comunicador está sujeto a muchas relaciones. Retomando algunos elementos de análisis de Maleztke, mencionaremos algunas de esas relaciones, aplicadas al comunicador social radiofónico:
El comunicador como personalidad: Tres factores componen la personalidad del comunicador social: actuar, sentir y pensar. De la manera como piense y sienta estará actuando frente al medio y por ende, frente al público que recibe sus mensajes. Es decir, no podemos juzgar a un individuo únicamente por sus actitudes sin antes comprender o conocer qué es lo que siente o piensa. Los tres factores van indisolublemente ligados.
El comunicador en su autoimagen: Es muy importante analizar cuál es la representación que el comunicador tiene de sí mismo. Por ejemplo, considerarse un caudillo de una causa -sin algo que lo justifique-, determina que éste tiene una autoimagen sobrevalorada y por lo tanto esto determina la cantidad y calidad de mensajes a emitir. ¿Se considera asimismo como una persona autosuficiente, capaz de prescindir de los consejos y avances cognoscitivos de nuestra época, o muy inteligente para no necesitar el estudio constante y ordenado; o se considera sólo un enlace en el proceso de comunicación?
El comunicador en sus relaciones sociales y equipos de trabajo: Los mensajes que produce un comunicador social también están determinados por las relaciones que mantiene con sus amigos y sus compañeros de labores. Sus mensajes están impregnados de las opiniones, actitudes y comportamientos de sus amigos y compañeros.
El comunicador y sus relaciones con la empresa en la que trabaja: La ideología de la empresa a la cual sirve, su organización, proyecciones políticas, realizaciones empresariales y muchos otros factores, determinarán el comportamiento de los comunicadores que laboran en ella, modificando así también, los mensajes que a diario elaboran. Esto está íntimamente relacionado con el cargo que ocupen dentro de la empresa. Naturalmente un Director de radionoticiero tendrá una concepción distinta de la realidad nacional que un reportero o locutor.
El Comunicador y la imagen del receptor: Lo que sentimos y pensamos de los demás contribuye a modificar sustancialmente nuestra conducta y creencias. En el plano de la comunicación social este factor es de suma importancia. Los mensajes que emitimos están directamente relacionados con la concepción que tenemos del público.
Es corriente escuchar a muchos hombres y mujeres de medios decir "yo le doy al público lo que éste quiere". Esta afirmación viene a constituir un juicio de valor, puesto que difícilmente los comunicadores sociales podrían establecer exactamente qué es lo que quiere el público. En tal sentido, nos creemos -en tanto comunicadores- con la libertad de interpretar los sentimientos, pensamientos y actitudes del público. En resumen, nos sentimos con suficiente autoridad para posesionarnos de su personalidad.
Debemos tener siempre presente que los perceptores, o sea el público, también reciben nuestros mensajes mediatizados por los factores que señalamos al comunicador, o sea que recibirán los mensajes bajo la influencia de cuál es la autoimagen, su personalidad -social e individual-, cuáles son sus relaciones sociales y laborales y cuál es la imagen que tenga de sus comunicadores. Esto último es muy importante porque muchas veces no importa cuál es el mensaje, o cuál es su contenido, sino quién lo dijo. El concepto de prestigio del comunicador entra muchas veces en juego en un proceso comunicacional.
Los hombres de radio tienen particular importancia en la difusión de información, de cualquier índole, porque trabajan en un medio que es dinámico por naturaleza y cuyos mensajes necesitan de mayor atención, puesto que en su recepción interviene únicamente un sentido, el oído. De ahí que los mensajes deben ser bien programados, contextualizados y apoyados en bandas de redundancia. En otros escritos hemos sugerido una proporción de 60 a 65 por ciento de redundancia sobre un 40 o 35 por ciento de innovación. Pero en el caso de la radio, es recomendable incluir más porcentaje de redundancia sin hacer que el mensaje se torne aburrido o falto de interés.
FUNCIONES DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION
Es conocida ampliamente la trilogía que conforman las funciones de los medios de comunicación: informar, educar, entretener y divertir. A estas funciones ya tradicionales en nuestro medio, podemos agregar otras que consideramos importantes para ubicar y a la vez despejar la siguiente interrogante: ¿Es el hombre y la mujer de radio un comunicador social o solamente un comunicador de consumo? Las funciones propuestas -tomadas de Lazarsfeld- son las siguientes: a) Función de prestigio, b) otorgamiento de estatus social y c) disfunción narcotizante.
Abordaremos las tres funciones señaladas por Lazarsfeld:
Función de prestigio: Se ha comprobado teóricamente (tomando la teoría como reflejo de una práctica), que los medios de comunicación cumplen con un papel de otorgamiento de prestigio en los individuos que aparecen representados en la sustancia material de los mensajes. Ello explica las llamadas telefónicas a las radios, las cartas de saludos, los comentarios realizados en distintos programas, y en general, el aprovechamiento de cualquier ocasión para aparecer en "escena" o en "el aire" por parte de los perceptores. Es una necesidad producto de nuestra sociedad de consumo. Los individuos (con excepciones por supuesto) sienten satisfacción al escuchar su nombre a través de la radio, ya sea por motivo de saludos o por comentario a una buena acción (destacar en política, deportes, artes, etc.) Un conocido personaje de nuestro medio periodístico afirma irónicamente que "lo importante es que los medios hablen de uno aunque sea mal".
Otorgamiento de estatus social: Como resultado de la anterior actividad de los medios de comunicación, los perceptores van ascendiendo en su escala social. Se les va fijando en la categoría de "hombres importantes", sin considerar el grado de importancia que éstos tengan. Los medios los han sustraído psicológicamente de su medio y les han creado una categoría ficticia: hombre destacado, importante. Esta categoría va ascendiendo a medida que aumenta el número de veces que aparece en los medios.
Disfunción narcotizante: La disfunción narcotizante está íntimamente ligada al tiempo de ocio. Aclaremos estos términos: Narcotizar, proviene de narcótico; y de acuerdo a una definición de diccionario sería "adormecer con ayuda de un narcótico". Los mensajes difundidos por los medios de comunicación tienden a narcotizar (adormecer) la conciencia. En cuanto al tiempo de ocio, se denomina así al tiempo libre que posee una persona. Los pasatiempos, las distracciones, las horas dedicadas al paseo, al deporte, y en general a otras actividades no laborales constituyen el tiempo de ocio.
Los medios de comunicación (radio, televisión, cine, prensa, y más recientemente Internet) han venido modificando las actividades que el ser humano realizaba en su tiempo de ocio. La lectura de buena literatura, la asistencia al teatro, los paseos, las distracciones, los deportes y muchas otras actividades han sido reducidas o eliminadas en muchos casos por los medios de comunicación. Una de las consecuencias más importantes de este fenómeno lo constituye el hecho de que los medios de comunicación no sólo han llenado el tiempo de ocio, sino que han extendido su influencia al tiempo dedicado al estudio y al trabajo.
Para clarificar esta situación plantearemos la siguiente interrogante: ¿Cómo se transforma la influencia de los medios de comunicación masiva en disfunción narcotizante?
En primer lugar, debemos analizar cuál es la calidad de los mensajes lanzados a través de los medios. Tomando como referencia la radio, que es el objeto de este trabajo, nos atrevemos a señalar que a través de ella se transmiten programas que contribuyen a proyectar en la audiencia, un mundo que no les pertenece ni por historia ni por contexto. Es muy importante el hecho de que un alto porcentaje de la programación radial está representada por programas "enlatados o en conserva", importados de algunos países industrializados, especialmente México y Estados Unidos de Norteamérica. Son incontables los ejemplos al respecto.
Por otro lado, ¿cuál es la cantidad de mensajes con carácter informativo, educativo o cultural que transmiten los medios de comunicación, especialmente la radio? Es fácil deducir que las funciones primarias de los medios de comunicación no se cumplen, sino en mínima parte, especialmente las primeras. Cuando los medios se dedican sólo a llevar entretenimiento de dudosa procedencia y calidad se transforman en narcotizantes.
En segundo lugar nos preguntamos ¿Cuál es el grado de participación activa de los hombres y mujeres de la radio en la solución de los diferentes problemas sociales? A la luz de las evidencias y con raras y honrosas excepciones, podemos contestar que la mayoría de ellos se transforma en instrumento pasivo y no en entes activos, reduciendo al máximo sus inquietudes, sus aspiraciones, sus capacidades y su verdadero rol como agentes de cambio social.
Con las acotaciones hechas anteriormente podemos deducir fácilmente que tanto el hombre y la mujer de radio son en muchos casos, comunicadores de consumo y no comunicadores sociales, con las implicaciones que esto significa. La radio (en esencia la radio comercial) se convierte en términos generales en agente de consumo, desde sus diferentes manifestaciones que van desde una romántica melodía hasta la promoción de un detergente o cualquier otro producto.
FACTORES QUE INCIDEN EN LA FORMACIÓN DE COMUNICADORES DE CONSUMO
Son muchas y variadas las causas que contribuyen a instrumentalizar al comunicador de radio en nuestro país. Baste mencionar dos de ellas:
a) Factores económicos
b) Escasa formación técnico-profesional
Causas económicas: En primer término debemos considerar a las empresas de radio como empresas que apuntan siempre hacia la obtención de ganancias económicas. Forman parte de la industria cultural de nuestro tiempo y como tales, apuntan siempre hacia la producción de plusvalía mediante la obtención de ganancias adicionales. Esta característica hace que la radio esté saturada de mensajes-objetos que serán vendidos a través de campañas promocionales, canalizados a través de los medios de comunicación (la radio en el presente caso).
Formación técnico-profesional: Toda profesión necesita de la necesaria amalgama de la práctica y la teoría para poder fructificar y desarrollarse integralmente. La práctica sin la teoría es ciega y a su vez la teoría sin la práctica es inoperante. De esta relación dialéctica surge la necesidad de hacer converger ambas posiciones para conseguir un máximo rendimiento en cualquier actividad humana.
Imagen tomada de Google
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