No se avizoran figuras políticas predominantes que puedan marcar la pauta
en la conducta del voto.
El pasado 18 de enero el Tribunal
Supremo Electoral convocó al proceso para elegir autoridades del país, en uno
de los eventos más atípicos durante el actual periodo de vida democrática en lo
que va de la firma de la paz aquel 29 de diciembre de 1996. Varios periodos
presidenciales se han realizado desde aquella época en la que Álvaro Arzú fuera
el último presidente democráticamente electo en el periodo entre 1985 y 1995.
Lo atípico de este proceso
electoral está marcado por varios aspectos. Por un lado, entró en vigor la
nueva disposición legal electoral donde se prohíbe el transfuguismo de los
diputados. Esto provocará que en la próxima legislatura el Congreso de la
República estrenará nuevos diputados ya que más de la mitad de los actuales
legisladores no tendría oportunidad de reelegirse.
Otro de los factores atípicos es
el control más estricto que se ejercerá sobre la pauta electoral, ya que el TSE
solo dispondrá de 79 millones de quetzales para ser distribuidos entre los
partidos participantes, en donde todos deberán presentar candidatos
presidenciales. Este techo hace una distribución bastante reducida entre las
organizaciones políticas, destinados a la propaganda partidista en cualquiera
de los medios de comunicación: aire, tierra y virtual.
También es importante analizar el
impacto de la falta de propaganda por medio de los canales de televisión
abierta, propiedad del otrora poderoso Ángel González, a quien todos los
políticos visitaban en romería en época electoral y con quienes éste se
comprometía en ofrecer pauta publicitaria a cambio de jugosos favores de llegar
al poder alguno de sus candidatos preferidos. Al parecer, González nunca dio
pasos en falso; sus apuestas siempre le dieron provechosos frutos.
Pero esta vez, la televisión
abierta no quiso someterse a lo dispuesto por el Tribunal Supremo Electoral en
cuanto a inscribirse previamente para optar a la pauta publicitaria electoral
que manejará este organismo, argumentando problemas de carácter técnico,
empresarial y gremial. De tal manera que, quienes sí lo hicieron, tendrán la
oportunidad de capitalizarse durante estas elecciones incrementando su factura empresarial.
Esto significa que las señoras ya podrán ver su telenovela favorita sin la
molestia de ser repetidamente interrumpidas por los anuncios de los candidatos
presidenciales.
A lo anterior vale la pena añadir
que no se avizoran figuras políticas predominantes que puedan marcar la pauta
en la conducta del voto. En este momento existe un clima de incertidumbre ya
que no hay candidatos punteros, por más que algunos de ellos se abroguen el
derecho de encabezar las encuestas, muchas de las cuales son hechas a medida
del gusto y capacidad de pago de los propios interesados.
Es tan atípico este proceso
electoral que ni siquiera el astrólogo Urbano Madel podrá dar luces en estos
comicios ya que acaba de fallecer por causas naturales, propias de la edad.
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