Publicado en el Diario de Centro América el 23 de marzo de 2018
Foto original: Manuel José Arce (editada)
Quizá un nuevo Premio
Nobel de Literatura nos aguarde a los guatemaltecos. Quién sabe.
La generación de poetas de postguerra está en constante desarrollo,
buscando formas estéticas para decir su verdad, frente a la agonía social que
no resolvieron los Acuerdos de Paz. Los poetas de postguerra son seres
inconformes que no vivieron el conflicto armado interno; sin embargo, lo presienten
en los engranajes oxidados del sistema. Algunos poetas jóvenes retratan su
propia existencia usando un lenguaje coloquial, no persiguen el sentido
figurado y prefieren lo llano y rutinario.
Matheus Kar es diferente. A sus escasos 24 años de edad tiene legítima
voz de poeta maduro. Con un considerable recorrido por la literatura,
especialmente la poesía, posee una propuesta estética muy destilada, depurada y
perfectamente acorde a las tendencias de la literatura actual. No es el poeta
denotativo que le canta a la naturaleza o a las cosas simples con un lenguaje
literal. Sus palabras, engarzadas en versos cuidadosamente trabajados, están
siempre cargadas de un sentido retórico, poético, a veces con recursos estilísticos
que rompen con la lógica del pensamiento común.
Veamos este fragmento lleno de dolorosa realidad sobre la infancia
desvalida: Un niño reza:/pide que no te
acabes la hamburguesa/y la eches, como siempre lo haces/en el bote de
reciclaje;/y así esperar doce horas/hasta que saquen la basura/y al fin poder
tomar su desayuno/.
Matheus Kar convierte un asunto rutinario en una obra poética, tal como
se refleja en el siguiente fragmento: Mi
gato es mueble,/valija silenciosa/de travesuras que tropiezan./Mi gato, que en
realidad es gata, no tiene género./Pues ayer cumplió dos años muerta./Pero,
entre todo lo muerto,/su recuerdo es lo más vivo en esta casa/.
De su próximo libro de
poesía, su poema Diario, inicia con
los hermosos versos: la juventud me cincela/no sé en qué orilla en qué
naufragio/pero en toda mi consciencia.
Este espacio, en realidad es muy corto para
bosquejar siquiera, la enorme calidad poética de este joven escritor. Inquieto,
como es, Kar es colaborador en algunos blogs y otros ámbitos de expresión
artística. Y aunque, como él mismo afirma, “su muerte sigue sin definirse”,
estamos seguros que dentro de diez, veinte, treinta o cuarenta años, estará,
sin lugar a dudas, en el parnaso de los más connotados poetas mundiales. Quizás un nuevo Premio Nobel de Literatura nos aguarde a los guatemaltecos. Quién sabe. Así comenzó Asturias en la generación del 20.
Entre los méritos que hoy
conforman su carta de presentación, Kar obtuvo mención honorífica en el
certamen Mi ciudad en 100 palabras
(2014). Fue ganador del II Certamen Nacional de Narrativa y Poesía “Canto de Golondrinas” (2015). Obtuvo
mención honorífica en el certamen Cantos
de Trova (2015), organizado en Antigua Guatemala. Primer premio en poesía,
Editorial Universitaria “Manuel José Arce”
(2016). La Universidad de San Carlos publicó su poemario Asubhã (2016). En abril próximo estará presentando su nuevo libro
de poesía: Alturas de Wall Street. ¡Éxitos asegurados, Matheus Kar!
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