Con el puñal
afilado de sus rótulos luminosos
las ciudades te
hunden en las entrañas
los anuncios de
exóticos productos
Te cambian la
vida
Te vacían los
bolsillos
Te sumergen en
la espiral del consumismo
sin que puedas
respirar serenamente
Las ciudades
agotan tus defensas
Se tragan tus
sueños
Engullen a
bocado lento tus planes de una serena vida
Te inyectan en
las venas el elíxir de la locura
Le ponen el
cerrojo a tu determinación de ser persona
y te vuelves
objeto
mueble viejo
guijarro
polvo
espina
Las ciudades
son abrevaderos de ponzoña
ilusiones rotas
secuestrada
esperanza
canción bohemia
para no morir de hastío
Las ciudades
son luciérnagas artificiales que camelan
los sentidos
En una ciudad
cabe todo el odio del mundo
En una ciudad
la envidia, la mezquindad y la inquina
se convierten
en el pan de cada día
Las ciudades te
encaminan
por desolados
destinos
roban tu libre
albedrío
cercenan la
razón
te estrujan el
alma
la dicha
la vida
Las ciudades te
hipotecan la alegría
Enajenan la
dicha de ser hombre
de ser mujer
gato
perro
campo
serranía
niño dormido en
el regazo
Las ciudades te
fusilan el encanto
de acostarte
niño y despertarte anciano
Finalmente
las ciudades
se tragan la
poesía
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