sus ojos,
dos gotas de acero
dos gotas de acero
en mañanas frías.
A veces,
sus ojos,
dos serenos lagos de profunda calma.
Dos gotitas de angélicas mieles
que arrullan mi alma,
muchas
veces.
A veces,
sus ojos
reflejan el vuelo de un ave
con el ala
herida.
En noches obscuras
busco las estrellas en el firmamento
y no las encuentro.
Sus ojos las tienen.
¿Cómo puede tanta belleza del alma
asomarse al pórtico de su mirada?
¿Cómo hacen sus ojos
para ser espejo de todo lo bello?
No me lo responda,
ya sé la respuesta.
Es usted,
poesía.
¡Gracias por compartir esa poesía!
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