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puede ser que debajo de la seda
se haga añicos la deidad
que he diseñado
y mis delirantes desatinos
se conviertan en granos de sal
que regresen al mar
No se quite la ropa. Sólo plísese
el velo del pudor por un momento
y ensáñese con este amor
que le profeso. Puede ser que
el furor de la lluvia que calcina
convierta en espuma mis denuedos
y mis sueños
No se quite la ropa. Vuelva incógnita
la certeza de mi anhelo. Puede ser
que de tanto adivinarle
tornen ciertas las dudas
que me queman
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