el verso afable, de sonar sereno se perdió
en el tiempo y en su lugar fueron surgiendo
las sombras luctuosas, siniestras y umbrías
acompañando a un nuevo verso
en frases perfumadas, lisonjeras, tejía con
los hilos de dianas diamantinas sus versos
el poeta, y nada perturbaba su paz, y
la poesía surgía como agua entre las rocas
pero, he aquí que de pronto entró en su lira
el infortunio, y no hubo paz, no hubo poesía,
sólo dolor y pesadumbre. Sólo quietud,
sólo silencio. El canto vital aquietaba su voz.
Y surgió entonces el verso gris, como
un mustio monumento a la poesía.
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