domingo, 2 de febrero de 2020

LA HORA PRECISA


heme aquí de cuerpo entero
desnudo de toda culpa
sin esperar absolución ni castigo por
las cosas que hice mal o las que dejé
de hacer

llegará el día en que me comerán los
años cuando se oculte el sol en esta
sien derruida y lentamente vaya
diciendo adiós a las cosas que
más amo
a los seres más preciados
a las pequeñas intrigas
a los furtivos placeres
a los dolores ajenos

el grial que entre mis manos era pleno
de vida quedará reposando esperando
otras manos

todo llega a su fin
ni las cosas queridas permanecen por
siempre
la rutina se quiebra y se vuelve rutina
con la voz ya gastada y el silencio
en los labios

en la hora precisa esparciré las
cenizas de todas mi palabras sobre el
manto inerte de la memoria gastada

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