viernes, 4 de marzo de 2016

Políticos de tusa

Publicado en el Diario de Centro América el 4 de marzo de 2016


¡Qué lejos está la verdadera política de arroparlos en su corpiño de nobles ideales!

La política es la ciencia que estudia las relaciones de poder y las estrategias para acceder a este. La política tiene que ver con las actuaciones públicas de los ciudadanos en el ejercicio del poder y también con aquellos que tratan de acceder al mismo usando los mecanismos que la ley, la ética y la economía les permiten.

En esencia todos los ciudadanos somos seres políticos; el ser humano lo es por naturaleza ya que toda su vida está impregnada por decisiones que tienen que ver con el poder en sí mismo. Nada escapa a este principio. En el hogar se ejerce una forma de poder; en la escuela existen manifestaciones de poder; en la iglesia, en los clubes, en las plazas públicas, en la publicidad. Las relaciones que establecen los seres humanos son esencialmente relaciones de poder.

Ahora bien, existe un conglomerado de personas que se dedican y viven del ejercicio del poder, ya sea ostentándolo o persiguiéndolo, negociándolo e incluso, vendiéndolo. Este grupo es llamado comúnmente como “casta política”.

En Guatemala, la casta política no es precisamente un dechado de virtudes. Al contrario, la mayoría de políticos actúa precisamente en contra de los principios de la política, aquella que conjuga la ley con la ética y hace un uso mesurado de la economía. Decir que alguien es político es sinónimo de llamarlo ladrón, poco ético, mentiroso, marrullero, alcahuete, sinvergüenza, aunque, por supuesto, haya quienes escapan a esta calificación.

Existen políticos valiosos cuya honorabilidad es a todas luces, su mejor carta de recomendación y el linaje prestigioso que heredarán a sus descendientes. ¡Qué orgullo para un nieto, por ejemplo, tener un abuelo de esta estirpe! Son quizá muy pocos, pero los hay. De estos no hablaré en esta columna. Me referiré a aquellos que no se tientan el alma para enajenar al país, aunque esta sea la tierra donde nacieron sus padres, sus hermanos y sus hijos. Estos políticos abundan, desgraciadamente. Están presentes en los tres poderes del estado, en las instituciones autónomas, en el sector empresarial y hasta en las iglesias ¿qué le parece?


Son personas de la peor calaña que exudan traición y bajos instintos ¡apártese de ellos porque usted puede contaminarse! Generalmente se presentan con vestidos de primera comunión, como querubines recién bajados del cielo pero tienen el alma color carbón. Siniestros y vengativos, socarrones y embusteros no se tientan el alma para hacer daño a los demás. Viven en un macabro juego de diatriba y ponzoña. ¡Qué lejos está la verdadera política de arroparlos en su corpiño de nobles ideales! Son politiqueros que valen menos que una tusa donde se envuelven los tamalitos de chipilín.  Su corazón es una oquedad donde falta la solidaridad humana y el amor a la patria. 

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