Comentario de
la obra SUS OJOS del doctor Mario Solórzano
Dr. Carlos
Interiano
Antes de
referirme a la obra del doctor Solórzano quiero narrar una anécdota personal: la
primera vez que fui invitado a un banquete, acá en la ciudad capital de
Guatemala, yo frisaba los 23 años. Cuando ingresé al amplio salón se me
salieron los ojos al ver aquella variedad de viandas que se estaban exhibiendo.
En mi momento de turbación, no hallaba cuál elegir pues todas se me antojaban
suculentas.
Cuando leí
por primera vez el libro de poesía Sus Ojos, volví a sentir aquella sensación
de turbación: se me antojó aquel suculento banquete, esta vez, de letras
condimentadas en la salsa de la experiencia de un hombre que ha viajado por el
mundo, pero que además es filósofo y teólogo: una perfecta combinación para
escribir poesía. Debo aclarar que en aquel banquete de mis años juveniles no me
repetí ninguna vianda; pero esta vez, me he repetido por tres veces este
banquete literario. Por cierto, no es usual en mí, releer un libro de poesía,
salvo, claro está, a los grandes de la literatura, de quienes siempre se
aprende algo nuevo.
El libro de
nuestro paisano, doctor Solórzano está dividido en tres partes: Los versos, las
cartas y los cuentos. Sin embargo, quiero aclarar que las tres partes son un
tesoro poético. En la primera parte trabaja el verso con singular maestría, sin
desmedirse en la retórica sino más bien, elevando muchas veces el lenguaje
cotidiano a la categoría estética de la poesía. Sus figuras literarias son
elocuentes y no rayan en el preciosismo ni en las figuras rebuscadas ni
retorcidas. Se evidencia en todos sus poemas una grandeza de alma: lo mismo le
canta al amor, a la amada, a su tierra, a sus viajes y experiencias personales
con elevado gusto poético.
Su libro
recoge parte de su producción desde 1968 al 2017. En el 2017 depositaría en la
librería del Congreso de los Estados Unidos, su obra; un centro académico
donde, por cierto, no ingresa cualquier obra literaria, dados los estándares de
calidad que deben cumplir.
Bajo el
acápite de cartas presenta otros poemas de cosas muy personales de fina
tesitura. En la sección cuentos hace una mezcla interesante de verso y prosa.
De esta
sección quiero destacar el que tiene por título: EL MAESTRO (página 50)
He leído esta
prosa porque me llamó la atención que se lo dedica al profesor Mario Augusto
Solórzano; fue escrito en Lombard, Illinois, el 13 de noviembre de 2014. Sin
embargo, el 7 de octubre de 1969, el poeta escribe un poema titulado UNA
CIUDAD, el cual también le dedica a Mario Augusto Solórzano. Esta situación me
lleva a pensar que existe entre ambos, algún lazo afectivo muy especial, quizá
de familiaridad. Este último poema, lo consigna en Lucumberri, aquella lóbrega
y siniestra cárcel de México llamada también El Palacio Negro, donde estuvieron
encarcelados grandes figuras políticas, literarias, y de otra índole.
Precisamente
de Lucumberri, el poeta escribe, en 1968, el poema CALABOZO, tétrico y bello al
mismo tiempo:
encerrada en la humedad
arrincona la penumbra...
Poblando la litera,
ejércitos de chinches
apestan el descanso
en la llovizna roja sobre la camiseta.
La lata que una vez fue de maneca
hoy resbalando de meados,
de periódicos,
de olores,
periódicos con heces
el cántaro va al agua
México D.F. 1968
Palacio Negro de Lucumberri
Y cómo no
recordar los 500 años del despojo de la riqueza de Guatemala por manos
depredadoras que en principio vinieron de ultramar y germinaron con su clase
criolla llena de arrogancia y voracidad; y aquel Decreto 900, Ley de Reforma
Agraria de 1952 que el gobierno revolucionario del coronel Jacobo Árbenz Guzmán
impulsara y a quien el poeta Solórzano dedica su magno poema sociopolítico: A
MEDIAS. (Página 13)
El poema
sintetiza la extensa obra del historiador guatemalteco Severo Martínez Peláez:
La Patria del Criollo. La conquista y colonización nos formó una personalidad
híbrida, como dice el poeta, a medias.
Mario
Solórzano ha marcado su territorio en los lugares donde ha vivido. Y los ha
marcado, precisamente con uno o varios poemas. Quizá esa sea la razón por la
cual la mayoría de poemas aparecen calzados con lugar y fecha. Ha vivido en
varios países del continente americano y no sé a ciencia cierta si en otros
allende los mares. Ello nos lleva a la conclusión que ha sido un hombre de
mundo y al mismo tiempo, un mundo de hombre, pues en su creación literaria se
plasma su pensamiento, su sentimiento y sentido de la vida.
Como paisano,
puedo reclamarle (porque algo hay que reclamar) que le hizo falta incluir en su
obra algún poema que hable de los chuctes, el fresco de tiste y los salpores de
Quezaltepeque, aunque en su poema EL RETORNO, en alusión a Chapinlandia,
escrito en Guatemala en 1991, alude al mundo de olores, colores y sabores de
nuestra tierra. (Página 38).
49 años
celebran la obra poética del doctor Mario René Solórzano Aldana. Medio siglo de
vida literaria. Mis congratulaciones sinceras, poeta.
Guatemala,
septiembre 25 de 2020