La poesía se alimenta de barrio, de calle, de
tugurio, de taberna, de dolor, de miseria, de muerte prematura, de amores a
medias, de prejuicios vencidos, de estereotipos quebrados, de hastío, de
existencia al borde del abismo...
Si no has vivido estas experiencias, podrías ser un buen carpintero de la palabra, un ingenioso palabrero, pero poeta, no.
Para ser poeta, ve, experimenta...y luego, escribe.
Si no has vivido estas experiencias, podrías ser un buen carpintero de la palabra, un ingenioso palabrero, pero poeta, no.
Para ser poeta, ve, experimenta...y luego, escribe.