INTRODUCCIÓN
Sanders Peirce (fecha) definía el signo como algo que está en lugar de algo para un tercer algo. Esta definición, aparentemente simplista, sirve de base para la famosa triangulación semiótica, en su forma original: significante, significado y referente, materia en la cual, los estudiosos posteriores a Peirce centraran su atención. La semiótica habría de surgir como una disciplina que se ocupa del estudio de este triángulo y su aplicación en diferentes campos de comunicación: lo político, lo jurídico, lo cotidiano, lo estético, lo poético y el arte en general.
En su momento, y casi paralelamente al surgimiento de la propuesta semiótica en Estados Unidos, un profesor ginebrino, Ferdinand de Saussure, proponía, en sus clases en Suiza, los postulados básicos para fundar una nueva ciencia que se encargara de los diferentes procesos de comunicación, además del enfoque lingüístico.
Nace así la Semiología, a la que el propio Saussure expresó que no existía (antes de 1916, cuando él la instauró) pero que tenía derecho a existir.
Actualmente se concibe a la Semiología como el tratado general de los signos en la comunicación; en tanto que a la Semiótica, como el estudio de sistemas de signos en campos particulares.
EN TORNO AL DISCURSO POÉTICO
En este artículo analizaremos tres manifestaciones del discurso poético: el estético, el poético y el artístico. Federico García Lorca dijo alguna vez que la “Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio”.
El discurso poético es la mezcla genial de la palabra, en su uso cotidiano, con fines de creación artística. Hay poemas elaborados que requieren de un esfuerzo mayor de interpretación, apelando más a la razón que a la emoción. Por el contrario, existen poemas que apelan más al mundo emocional, y fluyen como un manantial sereno por nuestras venas de la inspiración y la lectura.
Pero también los hay, que a pesar de un esfuerzo mayor de interpretación en el cual se debe aplicar la razón, surten un efecto en lo más profundo de nuestras emociones y nos mueven a experimentar estados alterados de ánimo: alegría, llanto, tristeza, melancolía. Estos últimos son considerados verdaderas obras de arte.
LO QUE DICE LA ESTÉTICA:
En el enfoque estético de la poesía se reflejan tres características básicas: la ambigüedad, la autorreflexión y el contexto.
La ambigüedad:
Esta característica ofrece el sentido abierto de la poesía. Mediante la ambigüedad, el autor expresa diversos sentidos de interpretación. El sentido que él le dio al crear la obra y los sentidos que le imprimen cada uno de los lectores.
De esta cuenta, como dice José Luis Prieto, el signo poético se vuelve multisémico, es decir, apunta a diferentes rincones de la interpretación. Entre más puntos de interpretación ofrezca el poema, mayor cantidad de estetismo arroja la obra. Como resultado de esta característica puede decirse que un poema es más estético que otro, lo que no significa que sea más bello que otro. Simplemente es más abierto, es decir, arroja más pistas de interpretación.
La autorreflexión:
Pero lo que no debe perderse de vista es que un texto poético, profesionalmente elaborado, tiene de hecho una línea de interpretación que el propio autor ha cifrado, en forma encubierta, para ser “descubierta” por el lector. Aquí es donde entra el juego de la razón, más que de la emoción o los afectos.
Se trata de buscar cuál es esa línea de interpretación o en qué sentido se expresó el autor. A este proceso de la obra estética se le llama autorreflexión. Por muy abierta que parezca ser una obra poética, siempre tendrá una línea de autorreflexión que es preciso descubrir. Incluso, aquella poesía que es considerada caótica (porque aparentemente no tiene pies ni cabeza) contiene líneas de autorreflexión.
El contexto:
Por supuesto, tanto la ambigüedad como la autorreflexión son dos características que están mediadas por el contexto. En este caso, lo primero que debemos hacer es averiguar el contexto de la obra poética. En este sentido, podríamos averiguar por ejemplo, a qué escuela poética pertenece la obra; si es expresión del clasicismo, el romanticismo, el modernismo, el posmodernismo, por ejemplo.
También arroja buenos resultados averiguar el entorno político, social, económico, cotidiano del autor. A veces la poesía se entiende mejor, conociendo quién fue su autor, cuál era su pensamiento político, su nivel socioeconómico, su vida cotidiana, sus preferencias, sus hábitos, y de ser posible, la escuela literaria reflejada en su trabajo. Por supuesto que esto último, aunque parezca gracioso, no es lo primero que prevalece al momento de crear un poema. Por lo tanto, las escuelas literarias no las han inventado los poetas sino los críticos de arte. Estos son otro grupo de gente que generalmente no escribe, pero que le encanta hacer crítica de quienes escriben; son los primeros intérpretes de la obra literaria y quienes arrojan las pistas para ubicar literariamente a los poetas. Suele suceder que un poeta, en el momento de su crisis creativa, no está pensando a qué escuela se adscribirá. Esto es lo que menos le interesa. Al fin y al cabo, para eso existen los críticos.
Leamos a continuación un poema estético:
La superviviente (Ana María Rodas)
Me habita un cementerio
me he ido haciendo vieja
aquí
al lado de mis muertos.
no necesito amigos
me da miedo querer porque he querido a muchos
y a todos los perdí en la guerra.
Me basta con mi pena.
Ella me ayuda a vivir estos amaneceres blancos
estas noches desiertas
esta cuenta incesante de las pérdidas.
Como podemos observar, este hermoso poema contiene versos y conceptos aparentemente literales, pero que leyéndolos una y otra vez nos van dando distintas pistas, diferentes niveles de lectura y diferentes enfoques simbólicos. Por ejemplo, ¿qué quiso decir la autora cuando expresa: me he ido haciendo vieja al lado de mis muertos?, ¿o cuando expresa “me da miedo querer porque he querido a muchos? ¿No es acaso el conjunto de palabras fuerzas lo que constituye en dicho poema la autorreflexión?
LO QUE DICE LA POESÍA:
Lo poético centra más su atención en estimular las reacciones emocionales de los lectores. Así, después de leer un texto poético, el lector puede experimentar tristeza, melancolía, alegría, enojo, estupor, miedo, y toda la gama de emociones que concentra nuestra personalidad. La poesía no necesariamente requiere de fórmulas estéticas para expresarse; simplemente fluye como el agua entre las rocas.
Leamos el siguiente hermoso poema del poeta mexicano, Amado Nervo:
En paz
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
…Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
El mensaje de este poema, bastante literal, tiene la gracia de la elegancia y colorido del lenguaje, mediante el cual expresa un estado de quietud, conformismo y gratitud por la vida.
LO QUE DICE EL ARTE:
Una verdadera obra de arte es la conjunción feliz de lo estético con lo poético. Al mismo tiempo que la obra se ofrece ambigua, autorreflexiva y exigente de un contexto para ser interpretada, también se inserta en la esfera emocional con la fuerza necesaria para despertar llanto, tristeza, alegría, dolor, odio, amor.
Leamos el famoso poema de León Felipe, una verdadera obra de arte:
Preceptiva poética (León Felipe -1884-1968)
I
Poesía...,
tristeza honda y ambición del alma...
¡cuándo te darás a todos... a todos,
al príncipe y al paria,
a todos...
sin ritmo y sin palabras!...
II
Deshaced ese verso,
quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma...
Aventad las palabras...
y si después queda algo todavía,
eso será la poesía.
III
Más bajo, poetas, más bajo...
hablad más bajo
no gritéis tanto
no lloréis tan alto
si para quejaros
acercáis la bocina a vuestros labios,
parecerá vuestro llanto
como el de plañideras, mercenario.
IV
Y si el verso
poetas cortesanos
si el verso como el hombre
no fuese de cristal
sino de barro.
V
Poeta
ni de tu corazón,
ni de tu pensamiento,
ni del horno divino de Vulcano
han salido tus alas.
Entre todos los hombres las labraron
y entre todos los hombres en los huesos
de tus costillas las hincaron.
La mano más humilde
te ha clavado
un ensueño...
una pluma de amor en el costado.
En el anterior poema, León Felipe toma una serie de palabras y las transforma en signos para presentar un mensaje cifrado en lo estético (ambiguo y autorreflexivo), pero tejido en el telar de la poesía pura, inmanente y sugerente.
CONCLUSIONES
La obra poética no es sólo el reflejo de las emociones que evoca el poema; constituye un esfuerzo intelectual estético que, conjugado con las palabras adecuadas, con el sentido adecuado, la armonía y el ritmo adecuado, llega a constituirse en una obra de arte.
El arte es la manifestación más elevada que conjuga la expresión estética con la poética. Y aunque la poesía está ligada también a corrientes de creación literaria, aquella realmente buena y artística, debe tener un contenido estético que no se define sólo por la forma, sino también por su contenido, especialmente por la naturaleza simbólica y connotativa de sus palabras.
miércoles, 26 de agosto de 2009
jueves, 20 de agosto de 2009
LOS SECRETOS DE LA PUBLICIDAD: El recurso del abuelo y el Alzheimer
La famosa compañía de productos de alimentos Tortrix, entre las piezas de su campaña publicitaria produjo un hermoso video en el que se presenta al abuelo con padecimientos de Alzheimer y la nieta que lo visita varios años después de haber emprendido un lejano viaje.
En ese encuentro se desarrollan los recuerdos del abuelo cuando mira un sobrecito de Tortrix que la madre de la muchacha le muestra. Como es sabido, el Alzheimer conserva los recursos de largo plazo, más no así, la memoria de corto plazo. En un juego de hermosas imágenes, y utilizando el recurso de flash back se produce un link en donde el producto se constituye en el elemento que cataliza los recuerdos del abuelo hacia su pequeña nieta y se remonta hacia los años pasados cuando era él quien le llevaba su chuchería preferida.
Pensando en la historia narrada en ese video, quiero compartir con los lectores el proceso de la adopción de conductas, mediante un esquema que constituye uno de los secretos más usados por la publicidad, aunque por supuesto, no es exclusivo de esta disciplina. El proceso estaría formado por los siguientes elementos clave: Estímulo, instintos, necesidades, motivaciones, actitudes, opiniones, acciones, conductas, comportamientos y retroalimentación. Veamos, en forma somera, cada una de ellas.
Estímulo: cualquier elemento capaz de excitar nuestros sentidos o alterar nuestros estados de ánimo, constituye un estímulo. Los estímulos pueden ser sensoriales (a través de nuestros cinco sentidos) o resultado de nuestras percepciones y de nuestras necesidades y motivaciones internas. Los estímulos son los conectores entre nuestro yo y el entorno.
Instintos: son fuerzas hereditarias de carácter genético que garantizan el proceso de adaptación del ser humano con su medio. A diferencia de los animales, los seres humanos estamos equipados con cuatro grupos de instintos: vida, muerte, conservación y progreso. El instinto de vida es el grupo de fuerzas que nos impelen a buscar los satisfactores básicos para preservar nuestra existencia biológica: comer, beber, dormir, etc. Pero al mismo tiempo, estamos equipados con fuerzas hereditarias que provocan nuestra extinción. Estas se caracterizan como instinto de muerte. Cuando el instinto de muerte está exacerbado, el ser humano mata, destruye o se autodestruye. Un tercer instinto es el de conservación.
Gracias al instinto de conservación, la Humanidad ha prolongado su existencia desde hace millones de años hasta la actualidad. Este se manifiesta en el acto sexual, el cual tiene en principio, el fin de conservar la especie. Por supuesto, es también un instinto, como los anteriores, común al de los animales. Por último tenemos el instinto de progreso.
Este misterioso mecanismo de preservar y mejorar la calidad de vida de nuestra especie, es quizá uno de los mecanismos que nos hace diferentes a los animales. De acuerdo a una visión sociogenética, el instinto de progreso constituye el conjunto de fuerzas hereditarias que los seres humanos transmitimos de generación en generación y lo que ha permitido el tránsito de la Humanidad hacia diversos estadios de desarrollo.
En este sentido, nuestra vida no es cíclica, como sucede con los animales; digamos, por caso, las abejas, que por miles de años continúan desarrollando en forma circular sus hábitos de vida. En el caso de los seres humanos, su ciclo de vida tiene una característica de espiral.
Necesidades: son carencias producidas por la no satisfacción de los instintos. Necesidad de comer, de dormir, de beber, etc. En general los seres humanos adoptamos similares reacciones ante las necesidades. Sin embargo, culturalmente, éstas pueden ser satisfechas de manera diferente.
Es muy seguro que en épocas pasadas, el ser humano saciara su sed bebiendo agua en cualquier depósito que la encontrara: ríos, lagos, charcos, etc. Actualmente, sobre todo en regiones donde existen mayores comodidades, se busca saciar la sed consumiendo agua embotellada, enducolorante, en bellas presentaciones; buscar cómodas camas para dormir; consumir exóticos alimentos.
En fin, la vida humana se ha vuelto más sofisticada en la satisfacción de nuestras necesidades. Claro que el mundo aun existen grandes masas de población que no recurren a tal grado de sofisticación para satisfacer sus necesidades básicas, especialmente por limitaciones económicas.
A estas alturas de nuestra discusión debemos acotar que existen necesidades primarias y secundarias. Las primarias son aquellas directamente ligadas a la satisfacción de nuestros instintos primarios: vida, muerte, conservación. Las necesidades secundarias están más ligadas a la satisfacción de todos los requerimientos devenidos del instinto de progreso. En las primeras prevalece la satisfacción del qué. En las segunda tiene mucha importancia el cómo.
Motivaciones: son los mecanismos ocultos de la personalidad que nos inducen a la acción para satisfacer nuestras necesidades, primarias o secundarias. Las motivaciones pueden ser biológicas, racionales o emocionales. Estas dos últimas nos hacen también diferenciarnos de los animales. Las motivaciones racionales o emocionales son más el resultado de la cultura, propia de cada grupo humano y constituyen el andamiaje socio-psicológico de los grupos humanos sobre los cuales se montan los pilares del desarrollo.
Actitudes: son la predisposición a la acción. Al punto de estar motivado o no, por satisfacer una necesidad, los seres humanos asumimos dos tipos de actitudes: negativas o positivas. Si la actitud es negativa, significa que no responderemos ante una motivación. Si la actitud es positiva, quiere decir que sí responderemos ante una motivación.
Opiniones: Son las actitudes verbalizadas. Las opiniones son los mensajes verbales que emitimos ante una motivación. Acciones: es consumar la actitud positiva que responda a la motivación por satisfacer una necesidad.
Conductas: son las respuestas reiteradas a las mismas acciones, o más bien, la suma de acciones en relación a las motivaciones.
Comportamientos: son las conductas ritualizadas que permiten satisfacer necesidades humanas. Los comportamientos están ligados a las manifestaciones culturales. Podríamos decir también que un comportamiento es la serie de actitudes, opiniones, acciones y conductas asumidas para satisfacer una necesidad, estimulada ya sea por una fuerza instintiva o motivacional.
Retroalimentación o comporamiento modificado: Es el proceso que permite establecer si un estímulo fue capaz de producir los resultados esperados en términos de modificar los comportamientos. En el esquema que se presenta a continuación se ilustra el circuito que conforman los elementos antes descritos. Si usted desea ver en mayor tamaño el esquema, haga clic sobre éste.
En el caso del spot televisivo que hemos visto, se crea un circuito de consumo, antecedido por la situación estimulante del regreso de la muchacha, el reencuentro con su abuelo y el acto recordatorio de éste, cuando ella era niña y él le llevaba siempre un Tortrix, acompañando la frase “un poquito para el abuelito”. Esta escena crea un cuadro de situaciones motivacionales que estimula necesidades secundarias en el televidente. Son necesidades de carácter emocional que imantan de afectos positivos al producto que se está promoviendo.
La publicidad opera con estos recursos, apelando a necesidades, primarias o secundarias, instintos, motivaciones de diversa índole y hasta concepciones ideológico-políticas, pautas de comportamiento social y cultural, con el propósito de “vender” los productos que ofrece. A veces, detrás de un excelente producto estético o paquete afectivo, como es el caso de explotar el recurso del Alzheimer como gancho de venta, los magos de la publicidad, nos venden gato por liebre. Y todos contentos; y lloramos y reímos.
DOS POEMAS PARA COMPARTIR: Carlos Interiano
LOS TRENES DE BANANERA (1999)
(A Caryl Alonzo, amigo y compañero de escuela en Bananera, Morales, Izabal)
Aquellos trenes lejanos
no precisaban palabras
Su lastimero discurso se agotaba
con la noche
Eran serpientes nocturnas que caminaban
ansiosas
Eran latidos del alma confundidos con lamentos
Aquellos trenes lloraban
Aquellos trenes reían
Cómo recuerdo en silencio
el crujido de sus rieles
Cómo me llena de angustia
nunca, jamás escucharlos
Aquellos trenes hermosos no precisaban
palabras
Con su bostezo gigante
anunciaban el cansancio
de rieles interminables
de amores atardecidos
en sus vagones de ensueño
Cómo recuerdo el paisaje
diciendo adiós para siempre
La infancia, la adolescencia
muriendo en cada jornada
Aquellos trenes de antaño
no precisaban palabras
SILVATO (1992)
Silvato-lamento
de rieles sonoros
perdidos al viento
¡Quién pudiera oírte
después de los años
que fuiste en mi vida
silvato de niño
tren-melancolía!
Metálico canto
monótona estrofa
(ritmo de progreso
rebasando el tiempo)
Tren omnipresente
ya eres historia
¡Historia presente!
martes, 11 de agosto de 2009
INTERNET: LA GENERACIÓN S
Durante la mitad de los años cuarenta hasta inicio de los años sesenta en muchos países del mundo se dio la llamada explosión demográfica, más conocida como Baby Boomers. Quienes pasamos de los cincuenta años, nacimos en esa época; somos por tanto, la generación de los Baby Boomers. Actualmente a los jóvenes que conviven en el vasto mundo del Internet se les suele llamar la generación Y, en alusión a Youtube.
Según IPSOS, una compañía especializada en estudios de mercado y análisis de audiencias (Estadísticas publicadas por http://www.deguate.com/servicios/internetguate.shtml), para el año 2010, habría en Guatemala alrededor de dos millones y medio de usuarios de Internet, lo que valdría a decir que uno de cada cinco habitantes tendría acceso al mundo virtual.
De esta considerable cantidad de usuarios de Internet, aproximadamente el 65% estaría comprendido entre los 13 y los 24 años. Y si a este porcentaje sumamos el 21.80% de personas comprendidas entre los 25 y 34 años, quiere decir que el uso de la Web estaría dominada en un 87% por gente joven. Claro, eso sin contar con los niños menores de 13 años que no han encajado en las estadísticas del estudio mencionado.
LA GENERACIÓN S
Un dato curioso de este estudio es que mientras el 87% ciento de usuarios de Internet será gente menor de 34 años, sólo el 1.42% de población mayor de 55 años usaríamos esta maravillosa herramienta que nos abre las puertas del mundo. Por ello he dado en llamarle la Generación S, en contraposición a la Generación Y. Usted, estimado lector, se preguntará por qué la S. Simplemente porque somos la generación de salida. En otras palabras, conformamos ese puñadito de personas que nos hemos atrevido a desafiar los signos de nuestro tiempo y quemar nuestros últimos cartuchos chateando, enviando y recibiendo correos electrónicos, bajando videos de Youtube o cualquier otro portal que se encuentre en la Web, o bien, escribiendo artículos para colgarlos luego en nuestro blog, a la espera que una mirada caritativa se detenga a leerlos, y mejor aún, comentarlos.
La Generación S somos ese colectivo de ciudadanos que crecimos y nos desarrollamos con la máquina mecánica de escribir (más tarde llegaría la eléctrica). Por supuesto, no todos teníamos la suerte de tener una. Así que, para escribir una carta u otro documento, debíamos visitar a nuestros amigos o bien, acudir a una sala de mecanografía. La mayoría de nuestros trabajos eran manuscritos. Llenábamos muchos cuadernos con nuestros apuntes. Eran los tiempos de un largo transcurrir entre plumas fuente, lápices o lapiceros, cuadernos, cartapacios y muchas hojas sueltas.
Pero he aquí que ocurrió el milagro tecnológico, traspasando las barreras de la ciencia ficción y plantándose ante nuestros incrédulos ojos. El mundo se volvió un pañuelo, y el pañuelo se desdobló en innumerables piezas. La virtualidad nos alcanzó, sin darnos tiempo a respirar.
Los últimos veinte años, han marcado para la generación S un desafío sin precedentes, ya que, en un abrir y cerrar de ojos nos cambiaron nuestros viejos moldes del quehacer cotidiano y nos implantaron nuevas formas de estar en el mundo, con la capacidad de ver al otro extremo, sin pestañear. La era virtual había llegado y al parecer, será el signo de este siglo y de los siglos venideros.
Durante los últimos veinte años, algunos hemos intentado adaptarnos a la tecnología e insertarnos en un mundo cada vez más complicado, asomando nuestra nariz al maravilloso mundo de la virtualidad. Pero, pese a nosotros y nuestros denodados esfuerzos, somos parte de ese pequeñísimo porcentaje proyectado para el 2010 (1.42) que más temprano que tarde estaremos saliendo, no sólo del mundo virtual sino también del mundo tangible en el que nos convertiremos, por obra y gracia de la naturaleza, en energía transformada.
Sin embargo, mientras ese mañana llega (o ese hoy, en algunos casos), seguiremos manteniendo nuestra presencia, tratando de darle un contenido a la forma, que sería en todo caso, el signo distintivo de nuestra generación.
Usar Internet para abordar temas trascendentes más que para mitigar las penas y sinsabores de la cotidianidad es quizá, lo que este pequeño 1.42% por ciento de guatemaltecos puede dejar como huella para esa inmensa marea humana que se está insertando a pasos agigantados en la telaraña.
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miércoles, 5 de agosto de 2009
EL CONCEPTO DE OTREDAD EN COMUNICACIÓN
INTRODUCCIÓN
La comunicación humana es un proceso de interacción social por excelencia; aun cuando existe el término comunicación intrapersonal que explica aquellos procesos comunicativos que se llevan a cabo dentro de nosotros mismos, es decir, entre el cerebro (como centro motor) y los diferentes órganos y sistemas, articulados a través de las ramificaciones nerviosas como canales que transportan mensajes codificados por medio de señales electroquímicas.
En el caso de la comunicación entre personas, ya se interpersonal, social o colectiva, adquiere mucha importancia un concepto que en Antropología se conoce como otredad, es decir, desde la condición de ser otro/a.
EL REFERENTE SEMIÓTICO
En la teoría de la comunicación, especialmente en Semiótica, el concepto de otredad se entiende como la necesidad de articular los mensajes tomando en cuenta las realidades, necesidades y percepciones del grupo objetivo (personas o grupos) al que vamos a dirigir nuestro mensaje.
Es vital que la persona que articula un mensaje lo asuma en función de cómo su público semiotiza (produce, entiende, interpreta o usa) los signos en su medio sociocultural. El efecto positivo o negativo de un mensaje emitido estará en función de qué cercanía tenga con las concepciones del receptor.
En el mundo publicitario y propagandístico, por ejemplo, existen muchos casos de mensajes que han sido exitosos y también de mensajes que han sonado en un estruendoso fracaso. La razón es más que obvia: no se tomó en cuenta el marco de interpretaciones, realidades y necesidades simbólicas del público objetivo y se disparó al azar, como cualquier cazador bisoño.
Para poner en práctica el concepto de otredad es imprescindible que el comunicador o cifrador de mensajes asuma el papel del otro/a. Para ello es menester que genere una buena dosis de empatía, entendiéndose por ésta la capacidad de entender, comprender y asumir los roles de los usuarios de la comunicación desde la posición de receptores.
Por supuesto que la empatía no nace del aire ni es una condición sine qua non de los individuos. Sobre todo la empatía social está ligada a modelos socioculturales. Así, por ejemplo, en modelos autoritarios, la empatía es muy débil; por el contrario, en modelos democráticos, los niveles de empatía aumentan.
Sin embargo, la otredad va más allá de la empatía. No sólo se trata de comprender los modelos de conducta social, sino también hacer de esos modelos su práctica cotidiana; algo así como predicar con el ejemplo. En este sentido, las y los comunicadores sociales tenemos mucho camino que recorrer; sobre todo, quienes se dedican a empresas multinacionales de comunicación. La cuestión es bastante simple: muy pocas veces el gerente de una empresa multinacional de publicidad, por ejemplo, correrá con las mismas prácticas sociales de una comunidad alejada de la visión citadina de las grandes metrópolis. Quizá por ello los científicos de la Antropología son quienes más han practicado el concepto de otredad. Simplemente caminan y conviven con las comunidades y además de entenderlas y comprenderlas, practican sus roles sociales.
En los modelos más democráticos de comunicación, especialmente de la llamada comunicación popular, el concepto de otredad ha creado una mayor familiaridad. En este sentido se reclama un mayor protagonismo de los usuarios de la comunicación en cuanto que éstos asuman no sólo un papel pasivo-receptivo de los mensajes, sino que también participen en la planificación, elaboración y difusión de los mismos, o por lo menos, en la validación de estos.
Como puede verse entonces, la otredad es más que entender y comprender cómo funciona un grupo cultural; es también participar en estos procesos culturales y actuar dentro de ellos, puesto que cada cultura tiene una manera muy peculiar de producir, entender y transmitir signos, los cuales obedecen no sólo a conceptos individuales sino son más bien una suma de sus experiencias de vida en colectividad.
En conclusión, en el extenso campo de la comunicación social, el concepto de otredad no significa sólo entender y comprender al otro/a. Es más bien, un ejercicio de práctica cotidiana de insertarse y actuar de acuerdo a los cánones o reglas culturales del grupo de referencia, produciendo desde esa perspectiva los mensajes que, en diferentes formas, llegarán a esa misma colectividad. En este sentido, el modelo vertical de la comunicación queda de plano, descartado.
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martes, 4 de agosto de 2009
POEMAS PARA COMPARTIR Carlos Interiano
CANCIÓN DEL ANGEL CAÍDO (Inédito)
No te vayas amor
espera la mañana
quizá la noche tormentosa y fría
te haya dado motivos
para llorar
Mas no claudiques
mañana
estoy seguro
tus labios reirán
No te vayas amor
que mustio y solo
cual cirio calcinado en el altar
mi pecho arde
y mis dedos ávidos
la tierra prometida
se afanan en buscar
No te vayas amor
La noche empieza a ceder
El aura surge
como un manantial de luz
angelical
El amor (Inédito)
El amor es un corcel
que cabalga por el mundo
sin bridas ni aparejos. Se marcha
con el alba jadeante lisonjero
y vuelve por la tarde
de plenitud saciado. Siempre vuelve
El amor es el viento
que indómito se cuela
por los poros del alma. Enerva
los sentidos, robustece la dicha
mas nunca florece
prisionero de nadie
El amor es el día
que no teme a la noche. Es sonrisa
de un niño sin caricias forzadas. Es el
vuelo de un ave con sabor a regreso.
El amor nada teme
El amor nada debe
El amor es me marcho
pero vuelvo mañana. El amor es
plegaria de ilusiones cumplidas. El
amor es la duda disipada en un beso. El
amor no se mide, el amor no se olvida.
El amor nunca muere
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