viernes, 31 de julio de 2009

EL UNIVERSO SIMBÓLICO COMO REFERENTE DISCURSIVO






INTRODUCCIÓN

Ortega y Gasset decía que “el hombre es él y sus circunstancias”. ¡Qué razón le asistía al gran filósofo español cuando afirmaba esto! En el campo de la comunicación, el mundo circunstancial no se circunscribe, empero, a lo fortuito, no planificado e imprevisto. Las circunstancias conforman todo el universo de situaciones que rodean a los individuos en el momento de emitir y recibir mensajes.

Cuando este universo de situaciones se introyecta en los seres humanos, a tal punto de constituirse en los mecanismos ocultos que gobiernan sus ideas, actitudes, opiniones y comportamientos, podemos expresar con toda claridad que se ha convertido en el universo simbólico. Y aunque el acto de comunicación es, en primera instancia, una experiencia individual, existen en las sociedades grandes líneas de pensamiento y comportamiento que engarzan las conductas individuales, al grado de conformar universos simbólicos que determinan los procesos de emisión, transporte y recepción de mensajes de variada índole.

Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que todo cuanto hacemos y decimos, pasa por el cernido de la ideología (no la ideología entendida como falsa conciencia, según una vertiente del marxismo, sino como el universo simbólico que constituye el sello de agua en las diferentes culturas).

El poder se afianza precisamente en este concepto de universo simbólico. Esto provoca que en una relación dominador/dominado no se pongan en duda por parte del dominado, las acciones del dominador. Existe una previa introyección de carácter simbólico de las características del dominador. Y se aceptan, relativamente sin reservas. Son las bases del poder simbólico, las cuales, por supuesto, no son procesos mecánicos y cuyo análisis pormenorizado escapa a este artículo.

LOS EJES DEL PODER SIMBÓLICO

El poder simbólico, no mediado por la fuerza (de diversa índole), descansa en tres ejes fundamentales: el saber, el querer, el hacer. Estos ejes constituyen una especie de piezas engarzadas de cuya dinámica depende que se incremente o disminuya dicho poder. Cuando una de estas falla, afecta el universo simbólico.

a) Eje del saber
La frase muy conocida que indica que “la información es poder” es totalmente válida. Quien ejerce poder, debe, ante todo, obtener la mayor cantidad de información posible para la toma de decisiones. El saber constituye una singular diferencia entre dominador y dominado. Se establece aquí una ecuación también válida: a mayor cantidad de conocimiento, mayor posibilidad de poder. Los grandes estadistas han pasado a la historia por tener un conocimiento casi exacto de la dinámica social en la que se han desenvuelto, incluyendo el perfil psico-social, político y económico de sus amigos y adversarios.

b) Eje del querer
Tan importante como el anterior es el eje del querer. Aquí interviene un factor fundamental que es la voluntad. En la moderna terminología se conoce como voluntad política. En efecto, no basta saber, es necesario querer.

c) Eje del hacer
El hacer es la concreción del saber y el querer. Sin embargo, para fortalecer el universo simbólico del poder, es necesario que el hacer tenga una hoja de ruta, de manera que no se perciba como activismo sin horizonte. Los grandes estadistas, y en general, las personas que ejercen un poder simbólico sobre las demás, son planificadas, ordenadas, sistemáticas, responsables y sobre todo, calculadoras.

EL PODER, LEGALIDAD Y LEGITIMIDAD

Los anteriores factores hacen la gran diferencia entre las personas que ostentan poder. En el plano guatemalteco, por ejemplo, y a nivel macro, no se puede comparar el poder simbólico ejercido por el doctor Juan José Arévalo o el coronel Jacob Arbenz Guzmán, con alguno de sus gobernantes sucesores. Existen abismales diferencias que la historia se ha encargado de registrar para la posteridad.

Y es que el manejo orquestado de los factores antes indicados, da como resultado la legitimidad del poder simbólico de una persona sobre las demás, aun cuando, en algunos casos, este poder carezca de legalidad; tal es el caso de los líderes que se enfrentan a regímenes de gobierno. Pongamos por casos, a Martin Luther King y Mahatma Ghandi, sólo por citar a dos de los grandes de la historia.

LOS OPERADORES SEMIOLÓGICOS

Así como en política se reconoce la necesidad de que haya operadores políticos, como aquellos agentes capaces de facilitar los contratos entre los individuos, en el campo de la comunicación (sobre todo en la comunicación política) es necesario que existan operadores semiológicos.

Quizá una de las cuestiones que deben ser motivo de preocupación de los estrategas de comunicación es qué símbolos recomendarán para construir el universo semiológico (tanto denotativo como connotativo) de sus asesorados. En el plano más general de país, cada gobierno, construye operadores semiológicos que serán el conjunto de signos que identifiquen a su régimen. En países con vasta cultura política como Estados Unidos por ejemplo, un operador semiológico que trasciende los periodos de gobierno es la imagen del Tío Sam.

Demás está decir que los operadores semiológicos sintetizan el ideario de una persona o institución. Los colores, diseño y trazos, conforman la materia prima de los operadores semiológicos en el campo visual, en tanto que en el campo sonoro, son la melodía, el ritmo y otros recursos de sonido y radiofónicos.

En el actual gobierno de Alvaro Colom, un operador semiológico interesante lo constituyen las 4 manitas que representan a los cuatro pueblos guatemaltecos: mayas, garífunas, xincas y ladinos.


CONCLUSIONES

En la construcción y análisis discursivo es fundamental tomar en cuenta el universo simbólico que subyace en su estructura. Un discurso no es una pieza suelta; es más bien, el reflejo de la ideología que sustenta su portador, ya sea a nivel de emisor/articulador/transmisor, como a nivel de receptor/reproductor.

El discurso es la manifestación visible de una intrincada gama de valores que se han ido introyectando por parte de quien lo emite y quien lo recibe. Si queremos averiguar cómo es por dentro una persona (ya sea un líder o un mortal común y corriente) es un buen punto de partida, analizar la estructura de sus discursos (lo que dice en términos generales).

martes, 28 de julio de 2009

LA EDUCACIÓN COMO REPRODUCTORA DE LAS RELACIONES DE PODER






INTRODUCCIÓN

La educación constituye uno de los factores para producir y reproducir las relaciones de poder en la sociedad. Con más de 500 años de existencia, el sistema educativo, tal cual lo conocemos, ha venido preparando a la ciudadanía que pasa por sus aulas, para el ejercicio del poder, ya sea, ejerciéndolo o soportándolo.

Pasados por el cernidor del sistema educativo, los seres humanos incorporamos a nuestra escala de valores el conjunto de reglas que nos impone la escuela; estas reglas conformarán nuestra ruta de vida, y en forma inconsciente, las reproducimos en todo cuanto hacemos, decimos y sentimos.

UN VIDEO EVIDENCIA LAS RELACIONES DE PODER EN LA ESCUELA

Como un sistema efectivo para la reproducción de los mecanismos ocultos del poder, la educación es quizá, desde la Edad Media, en que se institucionaliza, uno de los mejores y más efectivos para reproducir estereotipos sociales.

El video que se presenta forma parte de una campaña integral de fortalecimiento de valores, llevada a cabo por un importante canal mexicano, sin duda, con la mejor intención. Todo estaría bien, si no fuera que la propuesta visual comunica lo contrario. En un excelente juego de imágenes visuales, el mensaje que transmite dicha pieza es el reforzamiento de estereotipos educativos, tales como: el autoritarismo del maestro (en este caso, maestra), manifiesto a través de un rictus de autoridad y legitimado mediante un recurso por todos conocido: la tradicional regla.

Quien ve esta pieza comunicacional no puede dejar de estremecerse ante el zumbido que produce este instrumento de autoridad que cae implacablemente sobre el escritorio de uno de los niños, a quien se presume infractor de una norma de honestidad. ¡Y qué decir del semblante de miedo del presunto infractor! En un juego de relaciones semióticas en este video existe el “mal” representado por el niño que presuntamente trata de hacer trampa en el examen de matemáticas; el “bien” representado por la maestra y su “ayudante”, representado por el niño que escribe el mensaje de “no debemos copiar”. El mensaje denotativo de dicha pieza es “la honestidad, pásala”. Sin embargo, el mensaje connotativo es: Nunca desafíes la autoridad del maestro, mejor conviértete en su aliado o en un ente sumiso.

¿El niño que pide auxilio a su compañero actuó en forma deshonesta? Quizá aquí el problema es que una actitud de prestar auxilio contraviene las reglas establecidas por el sistema educativo de corte medieval, en el cual se penalizaba romper el rito del silencio en los exámenes y se imponía el esfuerzo individual en la resolución de los problemas planteados. ¡Quién sabe si esta ritualización de la enseñanza haya contribuido a fomentar el individualismo y a castrar las capacidades de solución colectiva de problemas sociales! El proceso de socialización de la niñez en la escuela tradicional es incorporar en ellos la serie de conductas permitidas, toleradas y prohibidas. Quebrantar estas últimas deviene incluso, en la expulsión definitiva del sistema educativo. Ello ha provocado que en vez de fomentar el debate, el análisis y propuesta sobre todos los aspectos de la realidad nacional e internacional, haya una actitud de conformismo y un incondicional “sí señor” ante la oferta académica.

Por demás está decir, que el hecho que la maestra se encuentre en estado de embarazo viene a constituir un símbolo de permanencia de las relaciones de poder del sistema educativo.

Desde esta perspectiva, el aparato educativo contribuye a producir seres acríticos, dóciles, sin emprendimiento alguno.

CONCLUSIÓN

La forma determina el contenido de los mensajes. Aun con la mejor intención, no planificar ni evaluar la forma de un mensaje puede provocar que el efecto causado sea nulo, y en el peor de los casos, negativo.

A propósito de esto, hace algunos años publiqué un poema que decía así:

DOGMA

Te han enseñado
que la vida es blanca
o negra
pero no te han llevado
de la mano
a descubrir
los tonos grises
las verdades a medias
la dicha
sembrada en el dolor
el placer de ser distinto
la heroica aventura
de ser una oveja negra
en un rebaño
de ovejas blancas
domesticadas
dóciles al látigo
predestinadas
al sacrificio
arrastrando su
mirada y
su dignidad
con la mansedumbre
en las espaldas
y un estoico caminar
por las espinas



viernes, 24 de julio de 2009

COMUNICACIÓN Y PODER


INTRODUCCIÓN

Reflexionar en torno al poder es fascinante. Hasta donde la Humanidad ha caminado, todas sus relaciones sociales son susceptibles de ser interpretadas como relaciones de poder, en donde unos ejercen el control sobre otros, aplicando para ello diversas estrategias, técnicas, tácticas e instrumentos.

Hasta hoy, la Humanidad toda gravita en torno al poder. Su concepción ideológica, política, jurídica, económica y cultural conforman categorías simbólicas y comunicacionales que reflejan de alguna manera cómo se interrelacionan los diferentes grupos sociales, naciones, comunidades, pueblos y culturas. En la ilustración que acompaña a este artículo se puede observar varios factores que concentran poder: lo visual (símbolos), lo actitudinal y postural, los gestos, etc.

EL PODER: DEFINICIÓN CONCEPTUAL

Según Grondona (citado por Press), el origen de este término es indoeuropeo. Deviene de Poti, que significa jefe de grupo. Michelle Foucault (1988:15) indica que poder es el conjunto de relevos e instancias que están ligadas a los conceptos de jerarquía, control, vigilancia, prohibiciones y coacciones.

En todas las culturas, el poder constituye una extraña relación de amor y odio que se establece entre los individuos que conforman los grupos sociales. Este se manifiesta en cualquier espacio (aun en el deporte y el arte) donde haya intereses de por medio. El poder media entre las relaciones sociales y las determina, aun en las relaciones más íntimas entre dos personas.

Por supuesto que en el ejercicio del poder, se manifiestan de una u otra manera, la concepción del mundo y la escala de valores de los individuos. Así, por ejemplo, un individuo con una visión totalitaria del mundo y una escala de valores construida a partir de esa visión, ejercerá sus relaciones de poder de manera autoritaria. En tanto que una persona con una visión democrática del mundo, aplicará una escala de valores acorde a este referente general.

LAS EXPRESIONES DEL PODER EN LA VIDA PÚBLICA

Aunque el poder se manifiesta en cualquier relación humana, incluyendo las relaciones íntimas de pareja, es en la vida pública donde la ciudadanía lo percibe con más visibilidad. Las relaciones institucionales son esencialmente relaciones de poder, tomadas en este artículo como relaciones de dominación/dominante/dominado. Citaremos la manifestación de poder por lo menos en cuatro espacios bien demarcados: En lo político, jurídico, simbólico y comunicacional.



a) Lo político
En el espacio político es quizá donde más se pueden detectar las relaciones de poder, ya que, todo lo que realizan los ciudadanos en este espacio está marcado por la simbología del poder, aun cuando los individuos actúen en su esfera familiar o con grupos de amigos cercanos.
Por supuesto que en las sociedades existen instituciones donde el poder es el factor que articula todas las demás relaciones. Piénsese por ejemplo, la dinámica que se establece en el Congreso de la República, donde todos sus miembros (aun quienes conforman el staff administrativo) enmarcan su actividad en la lógica del poder. El poder aquí se define como un sistema de pesos y contrapesos.

b) Lo jurídico
En el andamiaje jurídico se articulan las relaciones de poder en categorías que bañan a todos los miembros de un conglomerado social. El poder aquí se encuentra estructurado con apego a normas establecidas de observancia general. Sus relaciones afectan a toda la sociedad.

c) Lo simbólico
El poder también se manifiesta en símbolos. Llamaremos símbolo a todo elemento senso-perceptivo capaz de sintetizar una visión ideológica y/o política. Piénsese por ejemplo, en símbolo que utiliza el actual gobierno de la República, las manitas de cuatro colores. Existen símbolos que concentran poder, tales como la cruz suástica, utilizada por los nazis en Alemania, o la cruz normal usada por el cristianismo.

d) Lo comunicacional
El poder también comunica y se comunica. Como conjunto de símbolos, el poder atrae la atención de la ciudadanía, ya sea en forma positiva, negativa o neutra. Por supuesto que no sólo se comunica el poder a través de símbolos previamente fabricados; su influencia va más allá. Comunican poder los edificios, los uniformes, los artículos identitarios y hasta suntuarios (anillos, báculo, capas, corona, etc.), posiciones corporales, ademanes, colores, formas de diseño, espacios, etc. La cantidad y variedad de elementos que comunican poder es enorme y son usados en función de las expresiones culturales de los pueblos.


CONCLUSIONES

El poder es el eje transversal que atraviesa la matriz cultural de todos los grupos humanos. No tiene principio ni tendrá fin. Donde se establezcan relaciones humanas, aun en la intimidad amorosa, estas estarán articuladas por expresiones de poder. Quizá la diferencia sea cómo y con qué propósito se ejerce.

Todos los regímenes políticos conocidos hasta hoy ejercen el poder. De diferente manera quizá, según los modelos políticos de organización social de cada comunidad, el poder, como factor de dominación/dominado está presente.


REFERENCIAS

Press, Eduardo. Las cosas del poder y la autoridad
(www.sht.com.ar/archivo/Management/poder_y_autoridad.htm), consultado el 20.12.2003.

Focault, Michel (1988). Un diálogo sobre el poder. Madrid: Alianza Editorial.

El amor en los tiempos de Internet

Carlos Interiano (2000)


Que yo te olvide amor
ni lo presumas
Si atadas a ti están las teclas de
mi modem
procesando información desesperada

Ciberamor –sin carne y hueso-
sólo el afecto recorriendo las bastas rutas de Internet
/aldea global de nuestro tiempo/
caminos que vienen y van
sin rumbo fijo

Vértigo de la tarde en el otoño
Hambre de amanecer
en tus pupilas
clonación de la carne en el teclado
corazón artificial bombeando bits de información
a nuestros ojos aún abiertos
al acecho de un tequiero

Así somos amor –la carne es carne- en el vasto territorio
del amor virtual
del correo electrónico que nunca
responde
del mañana que siempre
está presente en el pasado
de la luz virtual
de la guerra virtual
de la paz enajenada en los campos de la infamia
donde sucumbe la flor y se desmaya el lucero


Solos tú y yo amor /oídos sordos a la carne y a la savia/
presentando en memoria ram nuestra esperanza
conectados al e-mail
intercambiando nuestros
sueños placenteros
en gigabytes que mañana serán tan sólo
la sombra de lo efímero

Sin embargo
amor
esta noche estaremos nuevamente
encendiendo las luces de la ciberciudad
donde anhelan tus sueños y los míos
ser los amos del sonido
ser el cauce de un río que no moja
ser la estrella que titila sin morirse
ser el viento que no sucumbe en huracanes
ser el amor que no siente celos
ser la vida que no teme a la muerte
ser la muerte que no tiene fronteras
ser un espacio en el disco duro
ser la cripta de mensajes ocultos
ser sólo un chip sin traiciones ni maldades
ser ángeles de fuego
ser demonios sin castigo
ser un sueño que no muere
ser la esperanza que no escapa

En fin amor
ser todo eso y volver
a capturar la vida
con un pájaro de fuego en las pupilas

Poema: LAS RANAS Y LOS GRILLOS

El periodista Carlos Enrique Morales Monzón produjo esta versión de mi poema Las ranas y los grillos. Se los dejo